En las horas previas al choque contra el Olympique de Marsella, Kuko Ziganda nos regalaba la siguiente reflexión. “Ayer estuve una hora andando en bici, de esas estáticas, y estuve toda la hora pensando que pasábamos, fue espectacular esa hora”. ¿Y qué guión imaginaba? “2-0, 3-1 y a penaltis... de todo, pero siempre pasábamos”, decía.
Pues bien, podremos convenir en que las aptitudes como visionario del Kuko quedan muy tocadas, lo mismo que su futuro como inquilino en el banquillo de San Mamés.
Y llegados a este punto la pregunta es: ¿Y ahora qué? Pues todas las respuestas que se me ocurren a bote pronto son muy negativas. Y al margen de recomendar a Ziganda que cambie de bicicleta o de bola de cristal, considero que desde este momento se certifica el final de un proyecto.
Ante situaciones como la que vive el Athletic se necesita una catarsis, no sirven medias tintas y eso vale tanto para lo que pasa en el verde, como en los despachos.
Se precisa de un nuevo proyecto que se inicie en verano, no con una temporada comenzada (lo digo por el tema de fechas electorales) y con una verdadera vuelta al calcetín deportivo.
Hay jugadores que deben salir, otros deben sentir la presión de una competencia real que les obligue a dejar su zona de confort, y por supuesto es imprescindible que lleguen nuevas caras y entre ellas la de otro entrenador, y aunque en lo personal da pena que las personas sufran, es cierto que el tren del Kuko ha pasado.
Y por último, de aquí al final de temporada, donde en tierra de nadie el Athletic no se jugará nada en lo referente a Europa y el descenso, todo el equipo debe conjugar el verbo dignificar para terminar la temporada con la cabeza alta, sin dejarse ir, y prestigiar el escudo que les paga y a los socios y aficionados que les apoyan .
Por Rafa Arberas, periodista de M80 Llodio. Community Manager y experto en deporte y comunicación.