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La temporada de Gaizka

El periodista Juan Carlos Abascal, de Antena 3.
Juan Carlos Abascal

No recordaba esa sensación desde hacía más de una década. La sensación de los días más oscuros del 'Bienio negro'. Los días que creíamos desterrados de la memoria. Volvieron. En diciembre, la ilusión de agosto no solo se había congelado sino que se había transformado en angustia. Peor que en el Bienio. Por primera vez tuve la impresión de que todos nos habíamos convencido de que la catástrofe era inevitable, y en eso… llegó Gaizka.

Garitano ha sido el hombre de la temporada. El llamado era Berizzo pero el argentino, discípulo de Bielsa y amante del juego elaborado, puso todo para ilusionar, tuvo el crédito de sus jugadores, pero la esperanza de una buena temporada se fue diluyendo a golpe de resultados adversos. Nunca dio el Toto con la tecla quizá porque nunca llegó a entender el instrumento que pretendía tocar. Melodía fracasada.

Aitor Elizegi y Gaizka Garitano tras la renovación del técnico con el Athletic Club (Foto: EFE).

A este Athletic, sin tensión se le notan los 'costurones'. Los partidos postreros de la Liga han sido muy deficientes. El equipo sabe sobrevivir pero la grada exige también vivir, a poder ser, feliz.

Gaizka no regala ni un gesto. No se pierde en promesas y palabras. Trabajo y seriedad. Las casas no se empiezan por el tejado de la misma manera que un equipo se cimenta desde la defensa. Orden. Fue cerrar la brecha de la zaga, buscar la manera más rápida de llegar a la trinchera rival, acertar en la diana en las escasas ocasiones y el milagro se obró. Pragmatismo, resultadismo. Vale. Con la salvación como objetivo, los debates son música celestial.

Nadie recordará esta temporada por la posibilidad, increíble pero cierto, que tuvo el Athletic Club de llegar a Europa. Nos acordaremos de la capacidad que tuvo el equipo, dirigido por un hombre de la casa, y una vez más arropado por la grada de San Mamés, de revertir una situación dramática. Pero eso ya es historia.

Gaizka Garitano abraza a Guruzeta tras la victoria conseguida en Balaídos (Foto: LaLiga)

El presente merece una reflexión

El haber salvado el pellejo no debe esconder las graves carencias que tiene el equipo. Sin tensión se le notan los costurones. Los partidos postreros de la Liga han sido muy deficientes. El equipo sabe sobrevivir pero la grada exige también vivir, a poder ser, feliz.

El entrenador que llegó para salvar al equipo del desastre, tiene por delante una misión nada fácil, hacer un equipo competitivo desde la primera jornada. Lo tendrá que hacer en una campaña que se antoja de transición. Cambiar sin apenas recambios. Sin fichajes y tirando de Lezama. Cantera para el canterano. El trabajo ya ha comenzado. Pero antes de que vuelva a rodar el balón celebremos una vez más que el Athletic sigue en la élite. Eskerrik asko, Gaizka.

Por Juan Carlos Abascal, periodista de Antena 3

@espinosabas

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