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A Iñigo Córdoba le hace falta meter ya un gol

Iñigo Córdoba intenta zafarse de Theo en el derbi en Anoeta (Foto: EFE)
Jaburu

Algunos (pocos o muchos), se olvidan de que nuestra seña de identidad en el Athletic Club es la cantera. Siempre hemos tenido, mucha.... mucha paciencia con la cantera. Se me dirá que en el fútbol moderno, no hay lugar para la paciencia. Que lo importante es lo urgente... Si este mensaje fuera mayoritario en la grada, deberíamos ser consecuentes y fichar extranjeros YA. Algunos de los que ponen el grito en el cielo, porque el público se marcha antes de acabar el partido, seguro que también le pitan a Iñigo o murmullan cuando falla.

No entiendo mucho de fútbol, pertenezco a la ganadería de Piru Gainza, que afirmaba que las vacas de Lezama son las que más fútbol han visto, y no por ello son las más entendidas.

Suelo respetar SIEMPRE las decisiones de los entrenadores, y me parece respetable que se le critique, porque eso constituye la salsa del fútbol. No lo hago por una de las dos razones siguientes:

1.- Gaizka Garitano tiene muchísimo más conocimiento que Yo.

2.- En el caso -que no lo es- de que yo tuviera mucho más conocimiento que Gaizka, me gana por goleada, porque convive con los jugadores muchísimo más tiempo que yo. Les ve como entrenan, conoce su estado de ánimo, etc...

Intento ser equitativo al valorar a cualquier jugador.

Pero tengo mucha más sensibilidad con los cachorros. Recuerdo los pitos y murmullos en la primera intervención de nuestro portero Unai Simón, en un partido reciente. Ante los murmullos, me puse en pie, y aplaudí a rabiar.

El Gamba Osaka cuando había anunciado el fichaje de Markel Susaeta (Foto: Gamba Osaka).

También contaré que en la fila de atrás, a seis localidades de distancia, aguanto a un energúmeno, pocos años más joven que yo, que desde hace más de ocho años, se metía insistentemente de forma maleducada con Markel Susaeta. Me imagino, la escena familiar de este tipo de personajes y su relación con su señora. Allí será un sumiso redomada, que descarga en San Mamés.

No soporto personajes de este tipo, y le solía contestar de forma educada e irónica. Aunque para entender la ironía hay que ser un poco inteligente.

Y hablando de Markel, un amigo mío athletizale que por razones de trabajo, reside en Osaka, y le ha visto jugar en el Gamba, me cuenta la actitud de la afición nipona, con su equipo. Sobre el recibimiento a Markel Susaeta, ya hay suficiente en las Redes Sociales.

La afición, anima durante todo el partido, juegue bien o mal.

Al finalizar, los jugadores se ponen en el centro del campo, en fila y cogidos de la mano.

Saludan a la afición, bajando la cabeza.

La afición hace lo mismo.
Y durante un minuto suenan los pitos o aplausos, en función del juego desarrollado

De acuerdo que esta actitud, responde a la idiosincrasia nipona.

Ya me gustaría ver algo similar, por esos lares.

Pero ese tipo de comportamiento, me lleva a la conclusión de que lo de que somos la mejor afición del mundo... es un topicazo.

Iñigo Córdoba, en el césped, tras rematar en plancha un centro de Iñaki Williams (Foto: LaLiga).

Y sobre Iñigo Córdoba, prefiero que ese tipo de personas, con sentimiento y comprometidas con el Athletic jueguen en mi Club, aunque sean algo peores que otras. Y, en mi opinión, no es el caso.

Si siguen gozando de oportunidades -reconozco que le han dado muchas, y yo si fuera entrenador no le habría dado tantas-, espero que se acerque al nivel de Estanis Argote.

Si la dichosa pelotita, hubiera entrado en las cuatro ocasiones claras que ha tenido últimamente, algunos (pocos o muchos) de los que le silban o murmullan, estarían aplaudiendo con las orejas.

Respeto, pero no comparto en absoluto, esta postura. Valoro el juego ofensivo, por el número de ocasiones creadas, independientemente de que se conviertan en gol.

Salvo por el tema económico, prefiero quedar al final de temporada en el puesto catorce, con partidos con el juego desplegado ante el Levante UD, aunque no entre la pelotita, que entrar en Champions, con partidos ganados por un gol, creando una única ocasión.

Iñigo, como cualquier cachorro delantero, necesita meter el primer gol, como el comer. Cuando lo haga, acordaros de mí. Estaré descorchado una botella de cava.

Por Jaburu

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