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40 maravillosos días

Toni Garzón Abad

Decía, más o menos y si la memoria no me falla, aquel incombustible diplomático que fue Charles-Maurice de Talleyrand, o Talleyrand a secas, que quien no ha vivido los años previos a una revolución, no puede comprender lo que es la dulzura del vivir. Y a mí, después de asistir ayer a la clasificación de nuestro glorioso Athletic Club para la Final de Copa, me vino enseguida la sentencia a la cabeza.

Sólo que cambiando las palabras necesarias para que la frase pudiera ser pronunciada como sigue (y con el beneplácito de Talleyrand, allá donde esté ahora), quien no haya vivido los días previos a una Final de Copa del Athletic, no puede comprender lo que es la dulzura de vivir.

Porque estos 40 días, que faltan hasta la celebración de la Final el próximo 18 de abril en el estadio de La Cartuja de Sevilla, van a ser inolvidables para muchos de nosotros, y en su discurrir podremos saborear, sin duda, lo que es esa dulzura del vivir, algo que, desgraciadamente, siempre está al alcance de muy pocos afortunados.

Yuri Berchiche salvó la Copa en Granada y en Tenerife (Foto: Athletic Club).

Porque en este país superar las semifinales de la Copa del Rey de fútbol tiene estas cosas. Que desde que el equipo en cuestión supera la eliminatoria hasta que disputa la finalísima suele transcurrir un considerable periodo de tiempo, que este año 2020, y si no he contado mal o no se me han trabado los dedos, serán 40 días.

¡Casi mes y medio! donde aparcaremos muchas de nuestras pesadas y cotidianas preocupaciones (me atrevería a añadir que Coronavirus incluido), y se apoderará de nosotros una suerte de impaciencia, de ilusión, de ganas porque el día “D” llegue, y de que llegue cuanto antes aunque a los días nadie les podrá quitar ni una de sus 24 horas, ni al mes ninguno de sus 31 días.

¿Porque de qué trata esa dulzura del vivir, de la que hablaba el sabio Talleyrand, sino desear, anhelar, aguardar algo con tanta impaciencia como los niños esperan al Olentzero o a la Noche de Reyes teniendo, a veces, la sensación de que ese momento nunca va a llegar o de que se perderá, en un desgraciado descuido, entre cualquiera de los días que tejen una semana?

Aunque, según vamos haciéndonos mayores, ya adivinamos que eso de que los días no lleguen o de que desaparezcan por arte del birlibirloque nunca va a ocurrir; o sea que la tarde del 18 de abril nuestro Athletic pisará el césped sevillano para disputar su Final. Pero hasta entonces ¡cuánto tiempo, sí!

San Mamés ya sueña con la final de Copa del día 18 de abril.

Pero ¡qué dulce espera, también! Porque tendremos que organizar el desembarco en Sevilla, concertar el viaje, si lo hacemos en avión, en coche o en tren, si lo hacemos con mengano o fulano o en cuadrilla o con la novia o la mujer, si bajaremos al Sur para ver el partido a secas o aprovecharemos y nos quedaremos por ahí unos cuantos diítas (¿nos darán permiso en el currelo?), si podremos alojarnos en Sevilla sin hacerle un roto al bolsillo o si habrá que conformarse y dormir en algún lugar cercano.

Y ¡hablaremos también del partido, cómo no!, que además de una finalísima es un derby contra la Real Sociedad. Y se discutirá por todas las esquinas sobre si los donostiarras son más equipo que nuestro Athletic, pero si nosotros tenemos más experiencia y, sobre todo, un once más armado y al que cuesta hacerle un gol más que desmoralizar a Rafa Nadal.

Y hablaremos también sobre si es preferible una defensa de 5, o de 4, sobre si Aduriz debe jugar desde el principio o si Garitano debe guardárselo en el banquillo como un mago se guarda sus mejores cartas en la manga del traje, para sacarlo cuando el partido ya esté maduro y pueda actuar como revulsivo letal contra sus compatriotas. Y alguno dirá, ¡si la Real nos gana no sacaremos la Gabarra pero yo me tiro a la ría porque… no sé nadar! Y otro le contestará, ¡tranki, a la 5ª la vencida! Porque sí, ya llevamos 5 finales de Copa perdidas, desde que derrotamos al Barça por 1-0 en aquel bendito año 84. O sea que ya toca.

Iker Muniain y un penalti, ¿se llegará a la tanda en La Cartuja? (Foto: Athletic Club).

Y hablaremos de muchas más cosas. Que si puede la Gabarra flotar. Que si el campo duro y las gradas alejadas del campo de La Cartuja favorecen a uno u otro equipo. Que si la Real terminará pagando su bisoñez en estas lides. Y hablaremos atropelladamente. Casi sin esperar a que nadie nos conteste. Sí, durante estos 40 días todos aprenderemos a hablar por los codos. Del 11 inicial y del 11 final.

Con esas ganas de que el 18 llegue por fin, y de que todavía no, no llega, como si por unas horas nos hubiéramos cambiado de domicilio y todos estuviéramos viviendo en Villar del Río, aquel pueblecito del Bienvenido Mr. Marshall, de Berlanga, donde sus habitantes se mordían las uñas esperando que los americanos hicieran acto de presencia en sus calles repartiendo dólares a diestro y siniestro. Y todos soñando con lo que harían después…

Sí, a todo esto creo que es a lo que Talleyrand se refería cuando hablaba de la dulzura de vivir, de los días previos a una revolución o… a una Final de Copa de nuestro Athletic. Y por todo esto, y 44 días antes de la Final y de todo lo que en ella pueda pasar, yo escribiría, eskerrik asko, Athletic, bihotz bihotzetik!

Por Toni Garzón Abad, director de cine, ensayista y creativo de publicidad

lavueltaylatuerca.blogspot.com

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