El Real Valladolid 2018/2019, aquel que lleva la firma de Sergio González, es un conjunto fuerte. Muy fuerte. El equipo blanquivioleta es solvente, activo, atractivo y está muy conjuntado. Es uno de los conjuntos de moda del fútbol español y lo es por la fortaleza que tiene. Ésta es tal que se confirmó en el empate (1-1) ante el RCD Espanyol.
En el duelo ante los pericos, el Pucela se ratificó como ese conjunto fuerte colectivamente, gracias a las individualidades. En un deporte cada vez más individual y egoísta, que todos los jugadores sepan sumar su granito de arena es determinante. Si bien es cierto que, como el propio entrenador confirma, Sergio González quiere utilizar los estados de forma de sus jugadores, todo aquel jugador que sale al terreno de juego aporta y suma.
El último ejemplo ha sido Daniele Verde, pero antes que él fueron Antoñito Regal, Anuar Tuhami o Keko Gontán. Por suerte, y, pese al buen momento del Pucela, los activos del equipo aún no se han terminado y jugadores como Joaquín Fernández, Luismi Sánchez o Ivi López aún debe sumar su participación a este sueño.