Sergio define su temporada

El Real Valladolid no ha perdido la categoría en el Reale Arena pero se ha dejado en San Sebastián algo mucho más importante: la dignidad. Los de Sergio González caían (4-1) en el duelo ante la Real Sociedad con estrépito. La imagen pucelana quedaba señalada y maltratada desde mucho antes de que el partido se iniciase. Desde el planteamiento del partido, la alineación y, más tarde, la ejecución, el Pucela estuvo superado y su entrenador, señalado.

Resulta muy difícil poder resumir una temporada tan mala como la que ha firmado el equipo blanquivioleta pero su entrenador lo ha conseguido con los 90 minutos en tierras vascas. Ya antes del pitido inicial, Sergio confirmaba por enésima vez que hace tiempo que debía haber dejado de ser el entrenador pucelano.

Dejar de contar con los jugadores en mejor estado y de mayor calidad es algo imperdonable e, incluso, irresponsable. Pese a ello, el entrenador pucelano lo ha hecho en el penúltimo encuentro de la temporada. ¡En el penúltimo! Cuando más importantes son los puntos, Sergio ha querido gestionar el vestuario y equilibrar las cargas. Con ello no se ha ganado al vestuario, se ha dañado su imagen y ha terminado de destrozar la temporada a la entidad.

Tocado... y hundido

El proyecto pucelano ya estaba tocado con el avance de la temporada, pero tras duelos como el firmado ante el Villarreal CF hace escasos días y éste ante la Real Sociedad, Sergio y el Pucela definen su campaña más allá de una salvación o un descenso. Por encima de los objetivos está la imagen y el entrenador ha hecho que los jugadores la destrocen.

Muchos de los futbolistas dispuestos hoy en el terreno de juego no tienen la culpa de no saber o no poder ofrecer el nivel que pedía la situación. La responsabilidad, y ya hasta la culpabilidad, es de aquel que los coloca en el terreno de juego. Sergio es ese señalado en un duelo que dinamita las pocas esperanzas del equipo pero que, a la vez, simplifica muchas de las realidades de una temporada para olvidar.