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Nunca me pondré la camiseta del Xerez

Dani Güiza, en su presentación como jugador del Cádiz.
Dani Güiza, en su presentación como jugador del Cádiz.
DMQ
Foto autor
Juan Carlos Aragón

Mas tú no te apures, gomina, que las palabras se las lleva el viento, y en Cádiz cuando no es poniente es levante. Además, si no sabes como somos aquí, yo te lo resumo. Como tú te declaraste anticadista, parte de la afición del Cádiz, la más gaditana, no acepta tu fichaje, y amenaza con romper su abono. La otra parte, la menos gaditana, lo acepta porque se cree que tú eres el Güiza que ganó la Eurocopa del 2008. Y tú no eres ninguno de los dos. El de las lamentables declaraciones —el error no es sentirlo, sino declararlo—, ya ha madurado, ya no es el niñato ni el cateto cuyo nacionalismo se curó viajando, como el de tantos. Pero el que ganó la Eurocopa tampoco existe ya. El Cádiz ha fichado a un pureta que se quiere retirar del fútbol en la cancha más próxima a su casa. Mas como en la actualidad ésta no alberga equipo reconocido, po ea, a la del vecino, que 38 kms no son nada y, quiera que no, el Cádiz aún existe; el Xerez Deportivo no.

Que nos ofendiste con tus palabras, pues pide perdón y al carajo. La afición de Cádiz, aunque controvertida y contradictoria, es cristiana y sabe perdonar. Te lo digo yo, que hace un año me llevé mi Carnaval del Falla, volví al año siguiente entre rumores y amenazas de linchamiento, y al final me sacaron a hombros. O si no, pregúntale a Martínez Ares, que lleva 13 años negando con infinita contundencia su vuelta, y en cuanto la ha anunciado, ha cogido la pole. Aquí la gente es noble, más que en tu pueblo. Así que a ti, tanto unos como otros te vitorearán en el momento en que marques tres goles. Ahora, gomina, si no los marcas prontito, pide asilo político en la bodega más cercana, que te va a hacer falta. Y, eso sí, procura dejarte ver más a menudo por El Rosal que por El Manteca, que rondan moscas por nuestras orejas, y la fama te la ganaste tú solo.
El problema no viene de ti, sino de arriba. Aún recuerdo la única frase con la que los xerecistas de la frontera celebraron su ascenso a Primera hace unos años: “Puta Cádiz, puta capital”, con las venas del pescuezo como un comparsista acabando el popurrí. Las autoridades xerezanas, Peter Patxeco y la virgencita del Pilar Sánchez entre otras, silentes y conniventes calientapollas, estaban seguras de que esas actitudes romanas reforzaban un activo para su ciudad, inaugurando el estilo Artur Más, que aunque se dio a conocer en la Final de la Copa del Pito, tiene su origen natural en nuestras campiñas. El Dani Güiza anticadista no es más que un producto político, y como tal sigue usándose. Todo es más sencillo. La condición capitalina de Cádiz genera diariamente muchos insultos, no sólo en los países ecuestres, sino también en el estrecho de Gibraltar, los montes penibéticos y la costa del Levante. La capitalidad no es más que un título histórico y nominativo, aunque no dejo de reconocer que pocas cosas distinguen más a un cateto que la obsesión por un título, tanto fuera de la capital como también y de qué manera dentro de ella. Y los catetos no me interesan porque nunca suman, siempre restan, disuelven un potencial de fuerza que unida nos haría más grandes. Si no, admiremos la grandeza de Sevilla y analicemos cuál es una de sus más firmes fuentes de procedencia: la unidad y lealtad de su provincia en torno a los 4 puentes, el apellido por encima del nombre.
En cambio, al igual que en Cádiz algunos han descubierto la importancia del barrio por encima de la ciudad, en la provincia otros han descubierto la importancia del pueblo por encima de la Unión Europea, y así les va (así nos va). De hecho, entre que el director de mi comparsa es de Puerto Real, mi madre de Jerez, mi novia de Vejer, mi padre cañaílla, yo beduino, oriundo de Conil, trabajo en Barbate, me inspiro en Grazalema y me voy a casar en Zahara de los Atunes, cualquier día los Brigadas Amarillas me pintan en la casapuerta “Yankee, go home”. Dani, tú a lo tuyo.
JUAN CARLOS ARAGÓN