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Mestalla es el gran fichaje

La afición ha vuelto a creer en el Valencia. (Foto: David González)
David Torres

Tras una semana de máxima tensión informativa, presionando a las fuentes, peinando el mercado e Internet, descolgando el teléfono para averiguar a quién narices iba a fichar el Valencia, va y resulta que de momento el club prefiere esperar. A lo mejor se ha dado cuenta que su gran refuerzo está en las gradas.

La enésima vez que me preguntaron que quién iba a venir fue este sábado en el cumpleaños de una amiga de mi niño. La explicación que di, la usual para estos casos: Primero, reconocer mi ignorancia (No sé seguro quién va a venir). Segundo, explicar que Nuno acababa de decir que no había que obsesionarse con fichar. Y, tercero, recordar a la concurrencia que el presidente, en el Cotif, había dado un portazo casi definitivo a los refuerzos.
En ese instante, me resulta difícil de explicarlo, me vi hablando delante de tres o cuatro padres que me escuchaban embelesados y, viendo su cara de ilusión, me di cuenta –de nuevo- que las cosas han cambiado en Valencia.
Llevo veinte años siguiendo la información del Valencia. He vivido épocas buenas, buenísimas, malas y malísimas. He llorado, sufrido, disfrutado y padecido siguiendo al Valencia por toda España y media Europa. En este tiempo, me he hecho mayor, me enamoré, me casé, fui padre, perdí seres queridos y vi decenas de jugadores vestir esta camiseta. He conocido a innumerables presidentes y cientos de consejeros, pero me cuesta recordar una época en la que la ilusión se palpara tanto en la calle como ahora.
El recibimiento al equipo (y al rival) en la Avenida de Suecia y el apoyo dentro del estadio contra el Sevilla, ponen los pelos de punta al más pintado. Es difícil vivirlo y no emocionarse.
Todos lloramos de alegría en Sevilla con la Copa del 99; nos amargamos orgullosos en las finales de Champions; nos emborrachamos de éxito en el 2004 y apretamos los dientes a partir de ahí… Un nuevo estadio que tan pronto nos ilusionó como estalló con la burbuja inmobiliaria. Y sí, quizá en las celebraciones de los títulos, vivimos un estado de embriaguez similar con el Valencia, pero es que ahora es constante, es a diario.
Allá dónde vas, allá dónde miras, ves un valencianista sonriente y, eso, me hace feliz. Te lo dicen los papis del cole; lo ves en la redacción cuando la gente trabaja; lo palpas en los aledaños de Mestalla; lo ves en las camisetas que salpican la ciudad… La gente vuelve a ser del Valencia en el más amplio sentido de la palabra. Mestalla vuelve a ser decisivo y la afición marca goles.
No quiero entrar ahora en debates –para mí ya superados– sobre si Peter Lim era la mejor opción para el futuro del Valencia, o si vender las acciones como quería Bankia era la solución a la viabilidad de este club, pero lo que sí que sé es que, desde que Salvo está al frente de la entidad, la gente ha vuelto a ilusionarse con el equipo y eso es sólo mérito suyo y de su equipo de trabajo. ¡Pero si hasta Kim Lim se hace dieciocho horas de viaje para ver al equipo!
Noches como la vivida ante el Sevilla alimentan una energía, una fuerza invisible que lleva en volandas al equipo y que consigue que la gente, que los aficionados se vayan felices a casa. Y eso, a fin de cuentas, es tan importante como el mejor fichaje del mundo ¿no creen? Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia
 
 

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  1. Triana Morena

    Los pelos de puntas que bien escribes hijo, OLEEE.