Estaba cavilando en casa después de hacer en Mestalla la crónica de la gran victoria contra el Leganés sobre si creer o no creer que el Valencia CF puede hacer algo grande (léase pelear por el título hasta el final de temporada) cuando sonó el teléfono fijo. En mi casa sólo llaman al fijo las compañías de Internet y mis padres. Era, gracias a dios, mi madre. Víctor, mi hijo, contestó. Tras su conversación de rigor insistió en que me pusiera. Mi madre nada, pero nada, futbolera, quería además de si estaba bien, si había descansado y cosas así frugales pero importantes, comentar sobre el magnífico estado de forma del Valencia.
En parte sé que lo hace porque sabe que para mi y para mi trabajo es un tema importante, pero esta vez había algo más. Realmente sentía curiosidad por saber cómo habían formado "tan buen equipo" -cito literalmente- este año. Le di las explicaciones vagas, siempre menores de las que una madre se merece, y me dispuse a continuar con la faena. Sin embargo, ya no pude quitarme de la cabeza la breve conversación. Si a mi madre le llegan esos ecos es porque el Valencia puede estar haciendo algo muy, muy grande. ¿Será cierto que este año sí? ¿Hay equipo para aspirar a todo? ¿Es lícito y humano soñar, ilusionarse y pensar que el Valencia está capacitado para luchar por LaLiga Santander este año? En definitiva, ¿ha llegado la hora de creer?
Son preguntas que bombardean mi cerebro casi a diario. Me debato entre las ganas de creer, entre lo que veo sobre el campo, la seguridad de mi madre cuando se mete en el proceloso mundo de los comentarios deportivos, y el temor a la pérdida. Cuando uno es tan feliz sólo tiene un terror: que le quiten lo conseguido. Escribo con el miedo a despertar dentro de una, dos o tres semanas y darme cuenta de cosas o fallos que antes no veía y que el equipo se ha caído. Me da miedo escribir estas líneas y que, después, tenga que avergonzarme por ser un iluso o un ingenuo. Pero si no escribo que tengo dudas, si no te cuento que empiezo a creer, te estaría ocultando parte de mi verdad y ese no es mi estilo ni es lo que tú mereces. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia