Era tarde, sábado o domingo ya de madrugada. Viendo a Noam, el hijo de Geoffrey Kondogbia, en la zona mixta de Mestalla me olvidé por momentos de mis cábalas mentales sobre cuánta verdad hay en la afirmación sobre si el Valencia es candidato al título o no. Era feliz, el equipo había ganado, pero sin duda ésa es la pregunta recurrente, la que cada semana le hacemos a Marcelino, Kondogbia y a todo protagonista del Valencia CF que nos pongan por delante. Es tan lícito preguntarlo como cuestionarse si eso es importante ahora.
Viendo a Noam disfrutando ajeno al mundo que le rodeaba pensé que, más que someterse a debates sesudos sobre cuan candidato es el Valencia al título, deberíamos centrar nuestras energías en aprender a ser felices. El famoso Carpe Diem de los romanos.
Marcelino en sala de prensa no sabe qué contestar. Imagino que el tío estará como todos, disfrutando del momento, pero sabiendo que es un auténtico milagro doblegar a trasatlánticos como el Barcelona, el Madrid o el Atlético, que tampoco decae en su empeño de seguirle la estela al Valencia. Es casi imposible, dice el técnico en un alarde lingüístico para no mandarnos a esparragar a los medios de comunicación y gritarle al mundo: ¡Narices! Disfrutemos. El Valencia es segundo y, aunque empiezan a aparecer algunos signos de agotamiento, el equipo está rindiendo muy por encima de lo soñado y un millón de veces mejor de lo esperado. ¿Que hay cosas mejorables? Claro. ¿Que a veces la fortuna nos ha dado la cara? También. Pero que este equipo está trabajado, por momentos juega un fútbol vertical y tiene pegada, eso no lo duda nadie.
¿Hasta dónde llegará el Valencia de Marcelino en la presente temporada? Nadie lo sabe. Pero, aprovecho esta carta, querido lector, para decirte que a mi, eso ahora mismo no me importa. Aprendamos a ser felices con lo que tenemos y la competición ya nos colocará dónde nos corresponda. Soñar sí, obsesionarse no. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia