"Poner cualquier pero a este equipo es no tener los pies en el suelo y pensar en algo que no es posible. La temporada del Valencia no la pensábamos casi nadie. Sólo puedo estar orgulloso de mis jugadores", decía Marcelino García Toral al acabar el partido. Interpreto esa declaración como una defensa a ultranza de su vestuario, de sus jugadores, y como que el técnico saca pecho tras un mal rato en La Rosaleda y una maravillosa remontada.
Cierto es también que parte de razón no le falta al técnico asturiano. Nadie, yo el primero, hubiera soñado con que el equipo fuera tercero a estas alturas de temporada y hubiera conseguido meterse en semifinales de Copa contra el Barça porque, entre otras cosas, veníamos de un pozo de cieno. Así que gracias y enhorabuena. Dicho esto, tampoco podemos confundir la velocidad con el tocino. Si el Valencia es lo que es, uno de los grandes de la Liga más grande del mundo, es porque muchas otras veces ha sido tercero, segundo o campeón; o porque ha remontado muchos partidos a lo largo de sus casi cien años de historia.
Esa historia, ese nivel de exigencia es lo que hace que, aunque el Valencia esté rindiendo por encima de lo que hubiéramos soñado este año, aún queramos más y el día que el colista te pone en apuros, la afición se remueva tímidamente en el sillón tímidamente y los medios critiquemos constructivamente. Tener los pies en el suelo sí, conformarse no. Por eso, de Marcelino me quedo con otra frase que dijo: "Todos tenemos ilusión por estar en Champions".
Hecha esta aclaración, si algún futbolista ejemplifica el cambio del equipo ese es Dani Parejo. El capitán fue el primero en creer que podía volver a ser grande y lo ha conseguido. Para mi Dani no sólo ha vuelto a ser el buen futbolista que era con Valverde, sino que incluso ha mejorado, ha madurado, ha ampliado sus prestaciones. Su partido en Málaga, no es de los mejores que le recuerdo, pero demostró que es el que lleva las riendas de ese equipo en el campo. Asistió cuando tocaba, resistió cuando le atizaban, protestó para que el árbitro fuera ecuánime y tuvo la templanza necesaria para marcar un penalti cuando la presión más fuerza hacía en La Rosaleda.
Lo de Parejo, como lo de Rodrigo, que el año pasado también estaba aquí y sabe la putrefacción que había en ese vestuario, tiene mucho, mucho mérito. Es más y mejor de lo que creemos en Valencia. Es medio equipo. Si tuviera que ficharlo el Valencia tendría que preparar un cheque con muchos ceros, y aunque me consta que no ha habido ningún movimiento para su renovación, sería cuestión de ir planteándoselo. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia