Son días estos en los que los católicos estamos de celebración... Pero también los valencianistas. Los tres puntos conseguidos en Butarque saben a gloria y son, a juicio del que firma, nueva y gratamente sorpresivos. Todos esperábamos un mejor Valencia CF esta temporada, pero tanto, tanto tanto... Rodrigo Moreno, el verdadero milagro de Marcelino García Toral, es el ejemplo del cambio tan radical que hemos vivido en el conjunto de Mestalla.
No voy a ser yo el que llame mentiroso a aquel que hoy en día recuerda que defendió a Rodrigo contra viento y marea o a los que sostienen que avisaron que el Valencia CF iba a terminar en cuarta posición de forma holgada, pero tampoco creo que eran multitud el pasado verano cuando Marcelino cogió las riendas del equipo. o, sinceramente, no creía que uno iba a brillar a ese nivel o que el equipo pasaría de ser el 12º al cuarto a la velocidad de la luz. Estos son quizá los verdaderos milagros de Marcelino: recuperar para el primer nivel a equipos y jugadores como el punta que parecían causas perdidas.
De todas las transformaciones que he vivido este año como periodista que sigue al Valencia, sin duda la de Rodrigo Moreno es la mayor de todas. Llevo meses restregándome los ojos cada vez que el hispano-brasileño sale al campo. Está un punto por encima de la media. Rápido, fresco, vertical, ligero y letal. Butarque asistió a un nuevo latigazo del punta, pero son tantos este año que es imposible quedarse sólo con uno. El hecho es que hoy, quizá con más sentido que nunca, es momento de gritar "¡Resucitó! Aleluya". Me parece tan absurdo que a estas horas aún alguien discuta su titularidad con la Roja que es mejor no entrar en debates estúpidos. Rodrigo se ha ganado un puesto en la selección igual que se ha convertido en el vencedor absoluto del debate que se suscitó en el valencianismo desde su llegada. Me alegro por él... Y por nosotros. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia