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Daniel Wass, un fichaje para volver a ser cuartos

David Torres

Me siento delante de mi aporreado teclado agotado pero feliz por la fiesta vivida en Mestalla con la victoria ante el Dépor y la consecución de la Champinons. En mi cabeza, además, todavía resuenan dos o tres vídeos que he visto en los últimos días y que me han emocionado: El que hizo Quilmes para el Mundial de 2018 y que acompaña esta columna; el de la despedida de Iniesta y uno de una entrevista a Gonzalo Higuaín, delantero de la Juve en el que acuña el término "jugador descartable" pensando en el día después de su retirada y que debería ser de visionado obligado en todas las escuelas de fútbol.

Pienso en la frase del argentino y veo en ese juguete roto a la temporada del Valencia, a Zaza, a Rodrigo y a tantos otros que están ahora ya en algunas quinielas para salir. Me da miedo ver con qué rapidez dilapidamos momentos felices y nos centramos en lo siguiente, en lo que tiene que venir. Sé que el mundo no para, pero me gustaría que así fuera. Sé que el final de temporada es el momento de celebrar los éxitos conseguidos, comenzar a ilusionarse con los que pueden venir, pero también es el momento de las despedidas. No sé cuántos de los que este domingo vistieron de azul -por cierto me encanta el segundo equipaje para la temporada 2018-2019- repetirán el año que viene. Dependerá del mercado y duele, pero pararse aquí no sirve de nada. Hay que aprender de los errores del pasado para no repetirlos en el futuro y, para que el Valencia no esté en años venideros tan obligado a vender jugadores como le pasa este verano, el objetivo único e irrenunciable para la campaña próxima debe ser acabar en cuarta posición. 

El yo racional y el yo emocional

A veces me fastidia cuando mi yo racional le gana la partida al yo emocional. Y más cuando por fortuna viví títulos y finales del Valencia tanto en Europa como en España y sé que es ahí cuando uno de verdad se emociona y disfruta. No pido renunciar a nada, pero sí que creo que debemos empezar todos a hacer el ejercicio de reflexión necesario para darnos cuenta que el año que viene el objetivo número 1 es volver a clasificarse para la Liga de Campeones. Repetir ese patrón durante varias temporadas permitirá al Valencia coger aire económico para no tener que firmar presupuestos como el de este año que condenan al equipo a vender por 45 millones y a traspasar jugadores para tratar de seguir compitiendo en la élite.
En ese perfil de club Daniel Wass encaja. Bueno, bonito, barato y polivalente. Hecha esta reflexión, que me parece necesaria aún a riesgo de ser tildado de aguafiestas, es día para disfrutar de forma queda aunque se apaguen las luces. No en vano, cuando vuelven a encenderse sonará en Mestalla -felicidades viejo por tus 95 años- la música de la Champions y, todos sabemos que cuando eso sucede, el Valencia pasa de ser una cenicienta. Este grupo y este cuerpo técnico -incluyo además de a Marcelino a Mateo Alemany y Anil Murthy- han demostrado que si les dejan trabajar pueden desmontar las previsiones del más pintado. Hace un año nadie dábamos un duro porque el Valencia volviera a acabar entre los cuatro primeros. Doce meses después lo han conseguido... Ojalá sigan destrozando previsiones dentro de otro año. Su felicidad será la nuestra. El Valencia ha vuelto.
David Torres 
Delegado ElDesmarque Valencia     

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