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Héroes sin capa, soldados en pijama

El periodista no es noticia

En estos tiempos de coronavirus uno hace de todo. El deporte se reduce a mínimos y te encuentras con que la sociedad necesita que denuncies otras cosas como el cafre que se saltó el estado de alarma yendo en bicicleta o el dichoso e innecesario atasco en una de las salidas de la ciudad este viernes. Es increíble pero cierto. Cuando nos estamos jugando la vida de miles de personas y la economía de un país, aún hay auténticos cafres insolidarios y miserables que se saltan a la torera las normas. Las penas son escasas para lo que les tendría que caer. Es una falta de solidaridad que saca lo peor del ser humano en una época en la que, precisamente está en tela de juicio eso, nuestra humanidad.

Aplauso para los de primera línea en el coronavirus

Cada día aplaudo a las 20 horas por los sanitarios, por las fuerzas de seguridad y por todos aquellos que, en primera línea en la lucha por el coronavirus. Ahora sirve de poco echar la vista atrás y pensar cómo en Mestalla estábamos a puerta cerrada y había miles de personas en la calle en una mascletà. No dejo de darle vueltas al hecho de que, si el 35% de los jugadores del Valencia CF se infectaron en el famoso Atalanta-Valencia ¿cuántos aficionados de los 2500 que fueron aunque no desarrollaron síntomas lo trajeron consigo? Ahora da igual.

Es vergonzoso que nuestros héroes sin capa vayan además sin batas

Ahora dejémonos de reproches políticos y mandemos todo nuestro apoyo a nuestras tropas de élite, sanitarios, cuerpos de seguridad, transportistas y demás, pero por favor, pertrechados con los equipos. Es vergonzoso que nuestros héroes sin capa contra el coronavirus vayan además sin batas, sin mascarillas, sin armas. Así no ganaremos esta guerra en el tiempo que todos deseamos y, además, habrá muchas bajas y esas son irrecuperables.

Enfermeras de mi familia (Silvia de azul oscuro a la izquierda) y Conchi a la derecha en plena lucha contra el coronavirus.

Ellos, como te escribía, son nuestros héroes sin capa, pero nosotros tenemos que ser soldados en pijama, o en chándal, o arreglados, pero en casa narices. ¿Qué es lo que no se entiende de esa orden? Me repito cada día como un mantra una verdad como un templo: Nunca fue tan fácil salvar vidas. Quedarse en casa, con las comodidades que hay hoy en día y las necesidades principales cubiertas (por desgracia no en todos los casos) es cómodo. El coronavirus no va a poder con nosotros, pero la estupidez humana empiezo a dudarlo. Feliz semana de confinamiento..

David Torres

Delegado de ElDesmarque en Valencia

dtorres@eldesmarque.com

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