Esta semana los valencianos quemaremos las Fallas. No todas, porque como ustedes saben indultamos al mejor Ninot de los monumentos grandes y al mejor de los pequeños. Atrás apenas quedarán cenizas de lo malo que tuvo el año, de las escenas tan mimadas y cuidadas por los artistas y el viento se llevará lo reprochado, la crítica y lo que no quisimos. A cambio, en un pedestal quedarán para el recuerdo y la loa los ninots de los que nos guiaron, nos hicieron felices y que deseamos preservar con nosotros y para la reflexión quedarán también en el ambiente las críticas o los enfoques de estos particulares narradores de la actualidad que son los artistas falleros. Tras un breve recorrido visual por los principales monumentos, aplaudo algunos enfoques como la feroz crítica a Peter Lim o a Rubiales pero echo en falta otros, tan críticos como este contra el singapurense o más amables hacia personajes que no están indultados y que deberían.
De los monumentos que pronto serán historia eché en falta más crítica hacia Vinicius, un personaje, un saltimbanqui empeñado en oscurecer su gran fútbol con estupideces circenses. En clave local aplaudo como ya he escrito la fiereza de la crítica a Peter Lim. A él le dará igual todo, pero que la sociedad valenciana está harto de cómo hace las cosas es una evidencia. Tampoco encontré demasiadas referencias a los 15 años parado que lleva el Nou Mestalla, cuyo solar acaba de terminar de paga el club. En otros tiempos, esa obra faraónica detenida y el enredo político que lleva acarreado el estadio habría sido parte importante de la crítica deportiva. Supongo que al artista de turno, como el espectador fallero, como usted y como yo, están hastiado de este interminable parón. Y supongo que el hecho de que el Mundial sea en 2030 hace quizá demasiado prematura las referencias a la cita en los monumentos falleros.
Las Fallas de 2024 caminan hacia su extinción dejando algunas críticas feroces pero otras lagunas amables o no tantas que merecen ser señaladas
Por el contrario. me encantó ver el homenaje al Circuit con nuestras dos pilotos números uno como son Marta García y Nerea Martí como caras visibles o la iniciativa de la La Falla Castellón-Segorbe, con su maravillosa iniciativa a favor de los grandes deportistas paralímpicos que tenemos en la ciudad.
Me fascina también el cariño con el que los artistas cuidan a los granotas y nuestro querido Levante aunque hoy estoy en horas bajas.
Eso sí, me sorprendió no ver más Rubenes Barajas por las fallas de 2024. Lo que ha hecho el vallisoletano en el último año es para hacerle un monumento a él solo. Sin duda, si hubiera sido parte de ese imaginado jurado deportivo habría salvado de las llamas a Baraja. Él se ha convertido en el alma máter de este club, de este proyecto, en el guía y líder espiritual de unos jóvenes que han permitido a una generación de valencianistas salir tímidamente del hoyo en el que los metió Peter Lim y volverse a sentirse orgulloso de su equipo, de sus colores, de sus valores, a pesar de derrotas dolorosas como la de Villarreal. Sólo por eso, la Quinta del Pipo debería haber sido, desde mi punto de vista el Ninot indultat de las Fallas de 2024, sin menospreciar claro está a la Horchatera de Campanar, una delicia que les dejo aquí para que lo disfruten. El simple hecho de que estos chavales y Baraja tengan al equipo luchando por Europa es tan meritorio que se merecen no sólo ser indultados, se merecen un pedestal.
Es arte sí, pero también es historia y crítica y, sin duda, las Fallas 2024 han sido un sucinto repaso a un año en clave valencianista que se aprecia un resurgir sobre el césped mientras sigue la tremanda falla que separa a la afición de la propiedad. Como buen valenciano, ya estoy deseando que se quemen para pensar en las que vendrán. ¿Seguirá apareciendo Peter LIm? ¿Tendrá un lugar Baraja? ¿Vinicius? Feliz semana, feliz san josé y feliz día del padre a todos los que lo son, empezando por el de un servidor. Se os quiere
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia