Ser grande y hacerse grande

Qué bonito fue el acto del Real Betis del jueves en el estadio Benito Villamarín. Muy bonito, muy emocionante. Casi todos los 3.000 primeros socios estuvieron en la magnífica grada de Gol Sur, aunque los más veteranos lo hicieron sobre el no césped del Benito Villamarín. Qué felicidad en la grada, qué sentimiento bético tan arraigado en todos, pero todos, los presentes.

Y esa lluvia de papelillos verdes y blancos, con el himno del Betis a piano. Todo espectacular. Porque por el estrado aparecieron grandes leyendas del Betis como Gordillo, Biosca, Esnaola o Cardeñosa. Cañas también fue reconocido y luego hablaron Ramón Alarcón y Ángel Haro, que sintieron el cariño de la gente. "Al final me hacen cambiar de opinión", llegó a escuchar el que escribe estas líneas de algunos de los béticos presentes sobre el presidente y su grupo. Digo yo que serían algunos, o ya no lo son, críticos del Betis actual. Pero todo fue genial. Y duró menos de lo que yo pensaba, que todo hay que decirlo.

Bueno, un pero sí tuvo la noche. Serían más, pero me quedo en uno, porque no quiero hablar de la "tostada". El Betis no se hará grande por entrar otra vez en Europa, ganar un título o poner un techo al estadio. Por repartir las acciones o por dar cabida a gente que no tiene mucha idea de lo que es el Betis. Hay mucha diferencia entre ser y hacerse grande.

El Betis, para el bético que lo siente de verdad, desde que nace hasta que se muere, ya es grande. El que exige, el que quiere más, el que desea ver a grandes jugadores sobre el césped. El que quiere viajar todos los años por Europa y, si no viaja, sentir de verdad que el Betis sigue siendo su Betis. Por eso no me gusta el lema de la campaña de abonos. Cuestión de gustos. Porque hay quien no renovará por ver que el Betis ya no es su Betis. Otros sí lo harán, críticos o no. Pero todos, o eso deberían, ya sabrán que el Betis no tiene que hacerse grande. Toda esa masa bética, que diría aquel, durante su historia ya lo han hecho grande.