Volvió el fútbol y la pelotita sigue dando lecciones a los poco inteligentes. No me gusta usar otra palabra. Por ahora. Me pongo a leer muchos comentarios de amigos y de algún que otro enemigo y sigo llevándome las manos a la cabeza. Está claro que en la viña del Señor hay de todo. Y cuando digo todo es todo. Desde Einstein hasta Picasso. Desde el que es listo hasta el que se lo cree. Desde el que pinta perfecto hasta el que le pintan la cara. Incluso aparece en esa viña el que pierde la vergüenza por un dinerillo o alguna comilona. Oye, que cada uno puede hacer lo que quiera. Faltaría más. Pero luego...
A mí me gustaría ser Einstein o Picasso, pero me he quedado en humilde periodista. Y a mucha honra. De momento, no he perdido la vergüenza ni he aceptado una comilona por favores. De momento, eh. Uno cuenta historias y opina. Oye, que también puede uno opinar lo que quiera. Y si no te gusta, te aguantas. Luego podrán llamarte la atención por estar desestabilizando, pero repito: no soy Einstein ni Picasso. Sigo siendo periodista, un humilde periodista.
De chico empecé entender el significado de un dicho muy conocido: ese del camino que se acaba y el tonto sigue y sigue. Yo voy a cambiar tonto, porque no me gusta esa palabra, como he sugerido antes, aunque haya a manojos. El camino se acaba y hay quien sigue ahí, erre que erre, dándose chocazos. Algunos duelen, sobre todo en este mundo periodístico en el que se guarda todo. Uno no puede ir de enterado cuando se equivoca más que habla ni puede dar lecciones de periodismo a nadie. Esta profesión es tan caprichosa que no te puedes equivocar en la continuidad de un entrenador o en el año en el que jugó un futbolista y su equipo descendió. Y se pueden reír de ti, eh, sobre todo si tú antes te has reído de otros. Hasta de Einstein y de Picasso se rieron en su día y al final ellos rieron más que nadie.
En el mundo del fútbol también hay muchos que se creen Einstein y Picasso. Y hasta los dos a la misma vez, que diría aquel. "Conmigo (con nosotros) todo va bien, tengamos paciencia que pronto saldrá un año bueno, una fórmula nueva o un cuadro para la historia. Porque ser grandes es difícil. Ahí está lo que hemos hecho y los premios que nos han dado. Y si no nos damos una vuelta por Europa, no pasa nada. Yo tengo el poder, como He-Man, el de Masters del Universo". El cuadro, a lo mejor, no tiene colores ni luz, pero da igual. El equipo no gana ni a las canicas (sí en otros juegos) pero todo está bien: "Me gusta a mí y a todos los que tienen que opinar como yo, que para eso están. Y como no opinen como yo, ya verás, ya verás". Son las cosas de los genios. Dos grandes genios.
Einstein y Picasso podrían ser José Castro o Monchi. También algunos incluirían a Ángel Haro y a José Miguel López Catalán, pero de momento yo no estoy en ese grupo. De momento, eh, que a lo mejor el año que viene dan un giro a la situación. Seguro que el año que viene es el bueno. Por si alguien no lo sabe o ha entendido mal (¡por favor!), cuando hablo de Einstein y Picasso me refiero a Guardiola y a Lillo. Y no lo digo yo solo. Porque para Sebastián Abreu, como ha dicho en Marca, Guardiola y Lillo son Einstein y Picasso. Vaya mezcla. Abreu, el Loco Abreu. Otro loco de la cabeza. Como... Einstein y Picasso.
Einstein, eres un crak, no entiendo na de na, tus leyentes, semos demasiado brutos, que has escrito del Betis?, lo de dar comilonas dónde es que es lo único que me ha quedado claro, ó resulta que vienes a ser y decir, tuuuuuu lo bueno y lo malo de los comentarios,Einstein, censura noo hombre.