La mochila es la vida en el Marathon des Sables
No cabrá un país dentro, pero casi, casi. En cualquier caso, quepa o no quepa, me gusta mucho la idea como metáfora de lo que termina representando la mochila para cualquier corredor del 'Marathon Des Sables'. Las películas nos llevan diciendo desde hace años que la patria es vejez o la infancia, el barrio o el club donde empezaste a jugar al fútbol. Para mí la patria es mi mochila. O, al menos, lo va a ser mientras dure la carrera y toda esta preparación previa.
En la mochila cabe todo lo que se necesita para salir con vida del Sáhara. Sonará a frasecita clickbait para seguir leyendo pero, creedme, muy pocas veces he hablado tanto con el corazón en la mano como ahora. Os lo explicaré de otra forma: el domingo pasado salí a correr, pegué un mal tirón en una de sus correas y me cargué una de las cinchas que regulan el reparto correcto del peso y su ajuste ergonómico durante la carrera. Casi rompo a llorar en esa rampa absurda hacia ninguna parte, en mitad de la nada. Es todavía hoy, varios días después del siniestro, que sigo preocupado por esa pieza que saltó por los aires, que se quedó por el camino dejando atrás tanta comodidad y, por delante, tanta preocupación.
La mochila y tú. Junto con las zapatillas y la comida, claro, hay pocos elementos más importantes en este desafío. O eso creo ahora, a un mes de partir. En la mochila viajará toda la comida necesaria para hacer 250 kilómetros en seis etapas, el agua en sus bidones, el material obligatorio según la organización y los escasos dos o tres caprichos que seas capaz de portar para poner un poco de azúcar entre tanta arena.
La importancia del peso de la mochila en el Marathón des Sables
La propia carrera limita el peso de la mochila. No puede exceder los quince kilos aunque puedas portarlos ni estar por debajo de los seis y medio, entendemos todos que en pro de tu propia supervivencia. En esa horquilla estará tu salvación cuando apriete la fatiga, tu descanso cuando llegues al campamento y tus remedios y soluciones dispares a cualquiera de las circunstancias que puedan sucederse en carrera.
Ajustar bien el peso de la mochila, sean quince kilos o sean siete es clave para vivir un Marathon Des Sables más o menos plácido. El tema es que las mochilas vienen sin libro de instrucciones y si nunca has salido a correr con una de ellas puedes pagar la novatada. Fue mi caso hasta que algo hizo click, literalmente, en la mochila. Desde ese día, mi vida ha sido correr y cantar… más o menos.