Paula Fernández Ochoa, en el Marathon Des Sables: de los pies ensangrentados a llevar el emblema de su padre como guía
Bienvenidos a la 'Jaima 12', nuestra casa durante todo el Marathon Des Sables. Os quiero enseñar cómo estamos viviendo y, sobre todo, una historia de superación. Abro la tienda de campaña para presentaros a Paula Fernández Ochoa. Lo primero que te llama la atención, además de su sonrisa, son sus pies. Y no porque se acabe de hacer la manicura, sino porque los tiene totalmente ensangrentados por las ampollas. Es el resultado de acabar la etapa de los 90 kilómetros de este maratón. Sí, esa que pone tu cabeza al límite y también a tu cuerpo.
Y diréis, ¿cómo pudo acabar la etapa? O más bien, ¿cómo pudo ni siquiera andar dos pasos más? Una auténtica machada que sólo puede significar de qué familia viene. Su padre, Paco Fernández Ochoa, oro en los Juegos de Invierno de 1972. Una auténtica leyenda en el deporte español y que, ahora, en el desierto del Sahara está dando fuerza a su hija. Todo a través de una prenda. Antes de venir a Marruecos, Paula cosió en su gorra un escudo que acompañaba a su padre durante los entrenamientos. “Lo llevaba él. Sabía que me iba a ayudar, cogí esta joya de la corona, la cosí y me está ayudando”, me cuenta Paula sentados dentro de la tienda de campaña tras una jornada larga de deporte.
El escudo de Paquito Fernández Ochoa, el talismán
Etapa dura, muy dura. Si no es por Jorge Luis no sé yo si podría haberla acabado. Pero, la auténtica hazaña es la de Paula. Haberlo hecho con los pies ensangrentados. ‘Polilla’, así le llaman en su familia de manera cariñosa, cuenta que esa gorra es la que le ayuda a salir adelante en los momentos más duros de las etapas: “No te rindas, fuerza Polilla, tú puedes”.
“Que estoy muy tonta”. Eso es lo ella cree que le diría su padre si le hubiese dicho que se iba al Marathon Des Sables. “A mi padre le gustaba más la nieve, la risa… pero esto realmente es duro, eh”. Pero, ojo, ya estás aquí y demostrando que eres una auténtica luchadora sobre el desierto del Sahara a pesar de las adversidades y el sufrimiento. “Que disfrute como una campeona. Él era muy cañero, siempre quería más”, dice Paula sobre lo que le diría Paco Fernández Ochoa una vez entrado ya a las dunas, las rocas y el sol abrasador.
Con la gorra en la cabeza, con los pies ensangrentados y con una mentalidad de luchadora, toca acabar dos etapas más. La etapa del Marathon con 42, 200 kilómetros más la Solidaria. “Mañana salgo entre otras cosas por el equipazo que tengo. Me habéis dado muchos ánimos y hay que acabar todos juntos como dijimos. Así que saldré”. Y es que esa gorra histórica con un escudo histórico da fuerza para todos, para la 'Jaima 12'.