No han pasado ni 24 horas desde que esta medalla se colgó en mi cuello. Es la medalla de finisher en el Marathon Des Sables. Un sueño por el que se ha trabajado mucho tiempo porque no solo son las seis etapas que hemos estado aquí. Sufriendo, trabajando, sobre todo, con la cabeza; sino que es todo el trabajo que hemos tenido que hacer antes para poder llegar en las mejores condiciones posibles.
Tener esta medalla colgada significan muchas cosas. En realidad por un momento pensé que tenían que ver con mis piernas. Pero esta prueba no va de eso. No va de piernas. Sin ellas las puedes terminar, pero sin cabeza es absolutamente imposible. Eso es el mayor legado que me deja el Marathon Des Sables.
Hay que tener una cabeza fuerte, que te pueda llevar adelante en los momentos duros que sin duda vas a tener cinco mil. Tampoco es solo de cabeza, sino de compañerismo. Es una prueba de estar todos juntos. Es una prueba de adaptarte al otro, de ver qué necesita. Si necesita que te calles, te callas. Si necesita que le animes, le animas. Si puedes o como puedas, con lo que se tenga.
De tener y de no tener. Aquí llegamos con muy pocas cosas, pero las pocas cosas que hay son las cosas que tenemos todos. En general creo que sería el resumen más aproximado. Y se me ponen los pelos de punta, de lo que ha sido mi experiencia y lo que significa para mi esta medalla. Porque medallas podemos tener muchas de cualquier carrera, pero ninguna tan importante como esta por todo lo que viene asociado alrededor de todo este campamento. Entonces esto para mi es el broche al Marathon Des Sables.