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El juez Cuero

Daniel Marín


Y el juez volverá a ser el balón. En una era de demandas, vistas orales y actos de conciliación, el más ecuánime de los jueces para el Málaga volverá a ser el juez Cuero. La pelota. La que marca las tendencias de ánimo y las corrientes de opinión. La que hace buenos o malos los fichajes y la que sirve de sol o de tormenta para los que toman las decisiones. El fútbol es efímero en el éxito y el fracaso, frenético en el día a día. El fútbol no da tregua. Casado es pasado en verso y en prosa. Y otros nuevos, a los que les volvemos a pedir empatía, lo convertirán en más héroe o en más villano. Y así con los que ya se fueron y con los que ya vinieron o están por venir. A todos, más allá de su gestión, también determinante lógicamente, les pondrá en su sitio en primera y en última instancia el balón.
Y qué decir de los protagonistas de tan noble juego. Los futbolistas y el entrenador. El triunfo en Vallecas es un estímulo por cómo se produjo y debe ser el principio de algo. Por lo pronto, ojalá que el cambio de una dinámica machacona que metamorfoseaba a nuestros jugadores en cuasi patizambos. En ellos está darle estabilidad al enésimo proyecto sobre la marcha de los Al-Thani. Su misión es salvar una temporada y desviar el tiro de cámara al césped mientras los que mandan terminan de deshacer y empiezan a hacer. Si la pelota entra, la transición será más amable, de lo contrario la temporada seguirá tempestuosa. Y dará igual quién gane los juicios de corbatas, el juez Cuero ya habrá dictado sentencia. Esperemos que no nos apriete la toga al cuello...

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