El Sevilla se ha metido en los octavos de final de la Liga de Campeones, y ha llegado con la intención de quedarse, de consolidar su crecimiento y de hacerse grande a través del aumento de los ingresos que genera esta competición. Su clasificación es tan justa como tardía por el arbitraje sufrido ante la Juventus, y quizá eso le restó en Granada, pero el objetivo está cumplido, sin menoscabar la posibilidad de marcarse ahora los cuartos de final como un horizonte posible aunque lo verdaderamente importante es repetir año tras año entre los cuatro primeros de la Liga, estar en la fase de grupos y pasarla. Si eso ocurre, equipos como el Atlético de Madrid son alcanzables.