"¡A ver cuando se mete el Sevilla en una final!" Este mantra, que ahora suena a auténtico cachondeo, era una de las frases que más le repetían a un sevillista. Nada en 50 años. ¡Nada! Hace doce años, más o menos por estas fechas, el Cádiz eliminaba al Sevilla en la Copa. Y ahí se acabó todo. Pasó algo, no me digan qué, que cambió por siempre al Sevilla. Doce años después de estar 50 sin jugar una final, ha jugado 16, y posiblemnete haya rubricado su presencia en dos más.
El proyecto es tan indestructible que ha sobrivivido a la pérdida de Puerta, a la decadencia de los últimos tiempos de Jiménez, a aberrantes campañas de fichajes, a las dudas iniciales de Don Unai Emery, a la horrible planificación del pasado verano y a las luchas accionariales. ¿Y saben por qué? Pues porque el Sevilla es un equipo ganador. Ahora lo es. Hace doce años no lo era, pero ahora sí. Y si la tiene, normalmente, la alcanza. Como esta vez. Que se ponga enfrente el que sea: Ahí estará el Sevilla.