Es Noticia

Con Haro y Catalán, no todo sigue igual

Haro y Catalán, en el entrenamiento de este martes (Foto: Kiko Hurtado).
Haro y Catalán, en el entrenamiento de este martes (Foto: Kiko Hurtado).
DMQ
Foto autor
Periodismo es decir lo que no quieren que digas

Este que escribe no es sospechoso de defender a Ángel Haro y López Catalán. De endulzar los fracasos, ocultar los desengaños o ser afín a cierta corriente. Tampoco de fijarse constantemente en el prójimo, martirizar al contrario o halagar cualquier gestión que se haga en el Real Betis. Ni mucho menos atacarlo o dejarse llevar por ciertas persuasiones. Pero sí de defender lo justo, de reconocer las virtudes aunque incida en los errores, de bajar la pelota al piso e inyectar algo de cordura.

Quizás eso es justamente lo que necesita el Betis. O al menos así lo creo. Alejarlo de la imperecedera guerra civil, de la división perpetua, de la innata capacidad de autodestrucción, de los sublevados, de los dimes y diretes. También de las presiones, de los secuaces, los palmeros, los neoessigentes y los aduladores. Ahora que el foco está en Haro y Catalán quiero remar contracorriente... ¿de verdad 'la cosa' sigue igual?

Ese es el gran problema del Betis. No ser racional y no ver nunca más allá del obstáculo, que existe una gran gama de colores entre el blanco y el negro. Y lo crean o no hay vida más allá de Lorenzo Serra Ferrer. Por muy complicado que resulte entenderlo se puede estar con y contra Setién a la vez. Halagar y criticar la gestión de Lopera, el trabajo de Rubi. Estar con y contra ciertos jugadores, poner en la misma balanza virtudes y defectos. Ojo, y hasta se puede alabar a Haro y Catalan. Recuérdenlo, ni antes eran los salvadores ni ahora los culpables de hundir al club. O al menos no tienen toda la culpa.

No todo sigue igual con Haro y Catalán

Bájenla al suelo. 45 millones era el presupuesto del Betis a su llegada. Una cantidad multiplicada por cinco en apenas un lustro. Ahora son 200 los millones de presupuesto. Lolo Reyes, N'Diaye, Xavi Torres o Matilla componían el centro del campo hace unos años. Ahora lo han hecho Canales, Nabil Fekir, Aleñá, Lo Celso y William Carvalho entre otros ¿Quién no lo firmaba? Dos años seguidos con la plantilla más cara de la historia. 180 millones en fichajes en tres temporadas. Vuelta a Europa. Relativo equilibrio en derbis. Modernización del club, estadio remodelado, nueva ciudad deportiva a la vanguardia del continente. Mejora en todas las infraestructuras del club. Expansión y crecimiento de la marca Betis en un 200 por ciento. ¿De verdad todo es malo en la gestión de Haro y Catalán?

Ahora bien. No por ello hay que ser un devoto secuaz, endulzarlos a capa y espada, rellenar preguntitas, aceptar ciertas charlas, defenderlos por encima del propio escudo y renegar del que exige. ¿En qué club del mundo se pita al que anima, al que canta, al que reclama lo suyo? También hay que subrayar mil y una carencias. La empresa crece a pasos agigantados como lo hace la gran gestión de sus empresas, pero esto es fútbol. Que no se olvide. Esto es el Betis y aquí vale lo deportivo.

Eso que tanto se critica y se echa en falta. Ganar. Y volver a ganar. Entrar en Europa, pelear con los grandes, soñar con un título, poner al escudo donde merece. En definitiva, que sea una familia unida. En las buenas y las malas. Y por más o menos que se quiera, la gestión deportiva está llena de lagunas. Desde que llegaron al cargo hay más derrotas que triunfos. Este curso sólo una vez entre los diez primeros. Decisiones con ciertas carencias. Las mismas que tienen al Betis mirando de reojo al descenso con la plantilla más cara de la historia. En el enésimo año tirado a la basura en febrero. Con la afición hastiada, desganada, sin brotes de esperanza.

Ahí están, sus virtudes y sus defectos. ¿Y si de verdad son los presidentes ideales pero necesitan acertar en gestión deportiva? ¿Y si deben ceder y poner al llamado hombre de fútbol que ejecute ese tipo de decisiones? Porque el espejo no debe ser el Atlético de Madrid. Tampoco el Getafe o el Sevilla FC. El objetivo debe ser crecer por uno mismo, construyendo los cimientos y no el tejado primero.

Quizás así la palabra crecimiento sea una realidad en el Betis. Con todos remando a favor. Sin enfrentamientos, sin intereses, ejércitos tuiteros o absurdas guerras contra el papel y la pluma. Con exigencia y autocrítica pero sabiendo de dónde se viene y hacia dónde se va. Quizás así, algún día de verdad se vea a un Betis grande. Lo único que pide el bético.

Ángel Haro y López Catalán, en el Betis - Mallorca (Foto: Kiko Hurtado).