¡Y no pueden con él!

Todo muy repentino, muy violento, muy increíble porque no entra en la cabeza que una persona, un súper futbolista como lo fue José Antonio Reyes, pueda marcharse de una manera tan trágica.

Cuando pasan estas cosas, uno reflexiona y se da cuenta que la vida está llena de tonterías, que hay que sentirlas al máximo como una premisa obligatoria. El fútbol es una de ellas y ahí Reyes fue precoz y protagonista. Los genios son aquellas personas que simplemente, por mostrar su talento innato, hacen felices a las demás. En eso, José Antonio Reyes Calderón lo bordó.

El de Utrera fue una flor de loto porque surgió en la mugre. Reyes aparece en un Sevilla descendido, sin recursos y lleno de malos futbolistas. De la mano de Caparrós, el canterano es titular en Primera y poco a poco se echa el equipo a la espalda. En aquel conjunto con Sanways, Casquero, Moisés, Alfonso y compañía, se sentía que ese chaval era diferente.

Pasaron un par de temporadas y en la 2003/2004 la rompe con un Sevilla ya más hecho. En el momento que lo rodearon de jugadores con algo más de nivel (Martí, Baptista, Darío Silva, un joven Alves...), Reyes abre su show. Aquel 4-1 al Real Madrid de 03/04 será recordado por su exhibición al equipo de los galácticos. Figo todavía está buscando la 'cacha'.

El Sevilla tuvo que venderlo y él se marchó llorando de su casa. A partir de aquí todo el mundo sabe lo que ha logrado. En el Arsenal, en su primer día, en su primer balón, la clava en la escuadra y sale de Highbury por la Puerta del Príncipe marcando un doblete. Allí ganó todo. Solo le faltó la Champions que perdió ante el Barcelona.  Después llegó el Real Madrid, Atleti, Benfica, Sevilla....

Se dice que podría haber hecho mucho más... Es posible. Pero los genios son así. Camarón también podía haber hecho más, pero los genios son así. De todos modos, en todos los equipos en los que estuvo Reyes ganó siendo protagonista. Se queda la espina de no haber jugado en la gran España de los títulos. Tenía nivel para eso y más.

José Antonio, se podía haber vivido más tranquilo. Gracias por todo. Por regalar tu talento y transmitir alegría a miles de personas, simplemente porque te lo pedía el cuerpo, te lo pedía tu naturaleza de futbolista. Pase lo que pase, allá dónde estés, sigue corriendo como aquel día ante el Valladolid. ¡Y no pueden con él! Descanse en Paz.