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Edurne Pasaban se entrega a la ayuda a Nepal, el pueblo al que "tanto debe"

Merche Zabaleta.San Sebastián, 6 jun .- La montañera Edurne Pasaban no lo dudó y en cuanto tuvo conocimiento del terremoto que había asolado Nepal decidió viajar hasta este país del Himalaya para ayudar a su gente, a la que "tanto debe" según reconoce, a través de la fundación que creó hace diez años.
Pasaban, que ya ha recaudado 60.000 euros para los afectados por el seísmo, llegó a España el pasado domingo desde Katmandú después de haber permanecido dos semanas en algunas de las zonas más afectadas por el sacudida de 7,9 grados en la escala Richter que el 25 de abril dejó más de 8.800 muertos, 23.000 heridos y un pueblo arrasado.
La primera mujer que coronó las catorce cimas de más de 8.000 metros del planeta creó la Fundación Montañeros por el Himalaya, destinada a la educación de los niños nepalíes y construyó una casa, el Kailash Hostel de Katmandú, donde estudian 113 niños.
Tras el seísmo "la primera preocupación fue ver cómo estaban esos niños, ya que supe que la casa había sufrido desperfectos, pero todos los pequeños se encontraban bien, aunque dormían en la calle", relató a EFE la montañera.
Desde ese primer momento, pensó que debía de hacer algo, porque "los 'ochomiles'" y toda su historia como deportista se la debe "al pueblo de Nepal, a su gente", reconoce.
Para ello se puso en contacto con dos de sus grandes amigos en la montaña, los hermanos argentino-estadounidenses Guillermo y Damián Benegas, con los que ha compartido muchas escaladas y a quienes el seísmo sorprendió en el Everest.
Ellos bajaron de la cima más alta del mundo, Pasaban voló a Katmandú para ponerse manos a la obra, y su trabajo conjunto ha conseguido a través de la Fundación Montañeros por el Himalaya más de 60.000 euros.
Estos montañeros se han centrado en la zona de Manaslu, que fue el epicentro del primer terremoto, porque los "sherpas" con los que han trabajado durante años son originarios de esa región.
En concreto, han focalizado sus esfuerzos en la localidad de Laprak, de la que no ha quedado una casa en pie, por lo que sus 4.000 habitantes han optado por reconstruir el pueblo 600 metros más arriba, a 2.700 metros de altitud.
Hasta ese punto han logrado enviar 18 toneladas de arroz, lentejas rojas "dahl", sal y aceite mediante un sistema que los montañeros han aprendido a manejar a la perfección durante sus expediciones: los porteadores, a los que pagan por su trabajo para contribuir así a mejorar la economía local.
En total han contratado a 584 porteadores que han ganado en una semana 8.000 rupias, una suma considerable si se tiene en cuenta que "con 12.000 pueden construir el tejado de su casa", asegura Pasaban, que continuará con este modus operandi hasta que lo permita el "monzón", que llegará en pocas semanas.
En Laprak han ayudado a construir las tiendas para dar cobijo a sus habitantes y han puesto en marcha la escuela, donde el pasado lunes, al igual que muchos de los alumnos del resto del país, iniciaron sus clases 650 niños.
"De esta manera, los padres pueden volver a la normalidad relativamente para dedicarse a reconstruir sus casas antes de que lleguen las lluvias" que agravarán la situación, porque muchas personas "en estos momentos viven debajo de unos toldos" e incrementarán el riesgo de enfermedades en los niños.
Pasaban confiesa que, aunque conoce Nepal desde hace años, lo que más le ha impresionado en este viaje es "la fuerza de su gente para seguir adelante" y recuerda que, a pesar de la tragedia, los niños de Laprak no dejaban de obsequiarlos con flores y dirigirse a ellos con el tradicional saludo budista "namasté".
En los próximos meses, Pasaban seguirá "concentrada" en Nepal, adonde piensa volver dentro de dos meses para seguir ayudando a los nepalíes, una actividad a la que dedicará todo el tiempo que le sea posible.
mz/rh/ram/mlm.

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