A los 43 años la maratonista mexicana Dulce Rodríguez se mantiene como una de las mejores corredoras latinoamericanas de distancias largas con la estrategia simple de preferir los salmones a las truchas.Gustavo Borges
"Prefiero competir en una carrera grande que en 15 chicas, qué necesidad de ir por las truchas si puedo pescar un salmón", asegura a Efe Rodríguez, quien el pasado domingo terminó en el segundo lugar del maratón de Lala, el más veloz de América Latina.
Con el desenfado de una adolescente, hace dos días Dulce buscó en la arrancada del maratón a la keniana Ogla Kimaiyo, le preguntó a qué paso iba a salir y ahí armó su estrategia; sin respeto por la rival 15 años menor la mantuvo en apuros durante 24 kilómetros y si bien la africana se escapó y ganó, lo hizo después de un gran esfuerzo que la dejó con dolores de espalda baja.
"Después de haber estado en tres Juegos Olímpicos, mi gran objetivo es romper el paradigma de la edad; a mis 43 a veces me acerco a lo que conseguí en mis mejores entrenamientos; tengo un don, pero todo esto es el resultado de 16 años de trabajo duro", cuenta.
La historia de vida de Dulce es fascinante. Cuando tenía 25 años era una mujer divorciada con dos hijos y trabajaba en una fábrica de textiles hasta que un día quedó hechizada por los encantos de las carreras de larga distancia al ver el ambiente de un Medio maratón en la ciudad de Toluca, a unos 60 kilómetros de la Ciudad de México.
Un año después ya corría 21 kilómetros en hora y media y en dos más hizo el equipo olímpico para Sydney 2000, en un raro caso de superación en una competidora con inicio tardío en el deporte.
Dulce compitió en otros dos olímpicos, Atenas 2004 y Pekín 2008, y en 2006 puso su registro de 42 kilómetros 195 metros en 2h 28:54.
"La edad es algo mental, en el maratón lo físico tiene un 30 por ciento de importancia y la cabeza un 70; puedes tener los mejores entrenamientos, pero si pasas por una mala situación, el trabajo no sale, lo he experimentado", dice.
Es una mujer con pasión por las causas aparentemente perdidas; el pasado domingo, por ejemplo, salió a correr abajo de 2h 35 para buscar un lugar en el equipo olímpico mexicano en Río de Janeiro 2016 y si no lo consiguió, fue más como consecuencia del calor y porque le faltó un poco más de preparación.
"Mis piernas están muy fuertes y sigo soñando con subirme a los podios y estar entre las mejores", insiste.
Por supuesto que a los 43 años su cuerpo ha tenido desgastes. Dulce lo reconoce y confiesa que el cambio principal con la edad está relacionado con el tiempo de recuperación.
"Si antes en una situación determinada descansaba dos horas, ahora me tomo cuatro; no es lo mismo que cuando tenía 28 y por eso trato de descansar más, además de que me cuido y a la primera señal del cuerpo voy al médico".
En un momento de la vida en el que muchas mujeres esperan la llegada de sus nietos para comenzar el final, el pasado domingo Dulce Rodríguez volvió a dejar atrás a corredoras con edad para ser sus hijas, pero no habla de eso porque su obsesión consiste en burlarse del tiempo.
"Me amo a mí misma. Me cuido, me conozco desde el cabello hasta la uña y todo eso cuenta", asegura.