El atleta catarí Mutaz Essa Barshim, segunda mejor marca del mundo en salto de altura, intentará mañana en Bruselas sumar su tercer "diamante" en la disciplina y, si consigue asegurarlo, quizá ose desafiar el récord del mundo que atesora el cubano Javier Sotomayor desde hace 23 años."Tendré que escuchar mi espalda. Quizá el récord del mundo es mucho, pero quizá una plusmarca personal o el récord de la cita", comentó en ruda de prensa el saltador nacido hace 25 años en Doha, con una plusmarca personal de 2,43 metros, solo dos centímetros menos que el histórico salto de Sotomayor en Salamanca en 1993.
Sin embargo, antes de intentar desbancar la marca que fijó el cubano en los libros el siglo pasado, Barshim quiere asegurar su tercer diamante.
"Creo que con 2,40 en el primer intento bastará para ganar la prueba", comentó el saltador, de 25 años, en una rueda de prensa en la que lució una gorra en la que podía leerse: ""??¡Qué gravedad, eh???".
Barshim, que suma 2 victorias en la Diamond League en todo el año, empezó liderando la disciplina pero se vio superado al tener que ausentarse de algunas de las citas de la liga para recuperarse de unas molestias en la espalda y no comprometer su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Favorito para la cita olímpica, el catarí fue segundo con 2,36 metros, por detrás del canadiense Derek Drouin, que saltó 2,38 metros.
Bruselas es para Barshim un lugar fetiche. En esa ciudad, que alberga la última cita del año de la Liga Diamante, logró hace dos temporadas volar 2,43 metros en un reñido duelo con el ucraniano Bohdan Bondarenko.
"Fue un momento histórico (...). Literalmente sentí que volaba porque caí muy despacio", recordó el atleta de Doha, que tendrá que volver a desbancar al ucraniano mañana a las 19.45 hora local (17.45 GMT) para lograr la victoria final en la prueba más abierta de todas las disciplinas que se disputan, con cuatro atletas aún en liza por la victoria final.
El líder es Bondarenko, y Barshim necesitará o bien ganar la prueba o bien quedar segundo y que no ganen ni el ucraniano, ni el estadounidense Erik Kynard ni el británico Robbie Grabarz.
El cuarto de los rivales del enjuto saltador catarí, de 1,92 metros de altura, será su propia espalda, la mayor de las limitaciones para el mejor atleta de la historia de su país.
"Podría ir un mes al gimnasio y ponerme mucho más fuerte. Pero perdería mi velocidad, mi flexibilidad, mi despegue... Es como hacer un puzzle. Tienes que mantener el equilibrio", resumió.