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Andrés Chocho, un obsesivo con la camiseta de Ecuador

Aunque posee una salud de lo que es, un deportista, el ecuatoriano Andrés Chocho, campeón panamericano de marcha, vive obsesionado con una idea relacionada con el más allá: "Morirse debe ser dejar de caminar".Gustavo Borges
Es una frase del poeta Joaquín Sabina que se adapta al atleta de 33 años, un apasionado que a toda hora habla de su profesión, se sabe la vida de sus rivales y memoriza sus tiempos de competencia con una precisión de matemático.
"Estoy enfermo de atletismo, para mí el deporte es todo el día, conozco la historia de la marcha desde niño porque mi padre fue entrenador y siempre sé cómo va el ránking mundial", confiesa Chocho en entrevista a Efe.
Es un hombre sobrio que sonríe poco, habla con conceptos claros y cuando lo hace mira a los ojos con la sencillez común en los hombres de provincia del Ecuador.
Hace año y medio ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, pero fue en la pasada temporada en la que mostró la mejor forma deportiva de su vida, al terminar décimo del ránking mundial de 50 kilómetros con 3h 42:57 y mejorar su registro en 20 hasta 1h 20:07.
"Si no hubiera sido porque me descalificaron en los Juegos Olímpicos, habría sido un año espectacular, pero Río 2016 me dejó un mal sabor", confiesa.
Hijo de Luis Chocho, quien trabajó ocho años como entrenador del doble medallista olímpico Jefferson Pérez, de joven Andrés aprendió los rudimentos el atletismo. Sin embargo, en varias competencias importantes de los últimos años lo han descalificado.
"Ahora trabajo para mostrar a los jueces mi nueva buena técnica y por eso contraté al español José Marín, con quien analizo vídeos y fotos de mi manera de caminar; él sabe mucho, es perfeccionista y siempre encuentra algo en lo que debo trabajar", explica.
El domingo pasado, sin haber hecho una preparación para 20 kilómetros, Chocho entró en tercer lugar en el challenge de Ciudad Juárez, México, y el buen resultado le hizo reflexionar que las cosas están mejor de lo esperado en el inicio de una temporada en la que alcanzará su pico de forma deportiva en los Mundiales de Atletismo de Londres en agosto.
"Soy de los pocos del mundo que compite en 20 y en 50 con el propósito de ser protagonista en ambas, pero en los Mundiales tendré que decidirme por una porque son el mismo día. Es una decisión difícil y la tomaré más adelante; la idea es buscar medalla en la prueba que compita", señala.
Es un solitario que se entrena consigo mismo y si no vive aislado es porque sacrificó su instinto de eremita al conocer a Erica de Sena, una brasileña rubia de mirada dulce, a la que conquistó con pláticas sobre la marcha, y luego se la llevó a vivir a su casa en Cuenca, la ciudad ecuatoriana de gran tradición cultural.
De momento el fin de semana ella fue subcampeona en la prueba de mujeres de Ciudad Juárez y él tercero en la de varones y Andrés ha interpretado los triunfos como un buen pretexto para subir la parada a sus obsesiones, tomado de la mano de su novia.
"Veo los Olímpicos de Tokio como si en ellos se acabara el mundo y haré todas las apuestas a esa competencia; antes tendré dos Mundiales, dos Copas del Mundo y los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Ella también va por cosas grandes", dice y anuncia que el domingo caminará en Monterrey, en abril en Rio Maior, Portugal, y Taicant, China, y en mayo en la Copa Panamericana de Perú.

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