Les gusta el riesgo y saben lo que es luchar por lo que quieren aunque el logro pueda costarles la vida, este es el caso de las muchas mujeres que deciden jugarse lo más valioso que tienen en cada competición. Ellas también practican deportes extremos.
Estos son algunos de los ejemplos de mujeres deportistas que pasarán a la historia por su valentía y sus consecuciones:
Natural de Guipúzcoa, del 73. No le teme a las alturas, ni a la adversidad de la montaña. La alpinista puede presumir de haber sido la primera mujer en la historia en ascender a los 14 ochomiles (montañas de más de 8000 metros) del planeta.
La ganadora del ASP World Tour en seis ocasiones, en 2007, 2008, 2009, 2010, 2012 y 2015, es otro claro ejemplo del esfuerzo, la superación y la lucha a la que el sector femenino debe hacer frente en la práctica de deportes extremos.
Sentirse como un pájaro, es el sentimiento que motiva a sus practicantes a precipitarse al vacío. La técnica, que consiste en planear hasta a 200 km/h sobre el perfil de una montaña con un traje que despliega membranas en la entrepierna y las axilas a modo de alas, lo convierte en un deporte no apto para cardíacos, pero sí para mujeres. Silva es un claro ejemplo de ello, proclamada Campeona del Mundo en dos ocasiones, puede asegurar que está enganchada a las nubes.
Garnbret es otra de las integrantes de esta estirpe de luchadoras que no tienen fin. A sus 18 años la joven escaladora eslovena es actualmente la referencia en las competiciones internacionales de escalada de dificultad, con victoria en las últimas dos ediciones de la Copa del Mundo, es la vigente campeona mundial.
El skeleton, trineo en el que los participantes van tumbados boca abajo, es un deporte para temerarios/as que se tiran por una rampa de hielo y alcanzan velocidades superiores a los 130 km/h con poco más que un casco y un trineo. En Pyeongchang, Yarnold logró defender el título que consiguió en Sochi 2014 y se convirtió en la primera bicampeona olímpica de skeleton de la historia y en la primera británica en conseguir dos títulos olímpicos en los juegos invernales.
El que algo quiere, algo le cuesta. Y de eso entienden mucho estas mujeres. Ellas dan la mano al riesgo y compiten al igual que el sexo contrario. Escalando codo con codo, nadando contra las olas, golpeando a la vida, y haciendo frente a las circunstancias especiales de estos deportes o las situaciones particulares implícitas como el peligro y la dificultad para realizárlos.