A sus 31 años, el atleta catalán Kilian Jornet ha conseguido todos los trofeos que un corredor de ultra resistencia y un esquiador de montaña sueña. Además, ha culminado en un estilo minimalista algunas de las cimas más emblemáticas del mundo, entre ellas un doble ascenso al Everest, logros que, según admite, han provocado un cambio en la manera de motivarse.
Residente en Noruega, donde a diferencia de cuando vivía en los Alpes no escala "nombres, sino montañas", Jornet presentó este jueves en Barcelona su cuarto libro 'Nada es imposible' (Now Books), en el que reflexiona sobre su día a día ahondando en las intimidades y los consejos prácticos de un deportista de élite.
"No me gusta perder el tiempo, me gusta estar activo y, si puedo, aprovecho cualquier segundo para apuntarme cosas, hacer notas de voz e ir recogiendo el material para el libro. Este último año, al estar unos meses lesionado, he tenido tiempo para dar un empujón final al libro", explicó.
El título del libro -'Nada es imposible'- ya es una declaración de intenciones, aunque para Kilian sí que "hay muchas cosas imposibles, pero no nos tenemos que limitar a pensar en los imposibles, sino tenemos que soñar y probar las cosas para ver si después son imposibles".
Imposible parecía ascender en dos veces el Everest en apenas seis días de diferencia, una hazaña que, según precisó, fue "mucho más interesante el cómo se consiguió que completarla". Una filosofía que aplica actualmente, ya sea para afrontar retos relacionados con el alpinismo, carreras de montaña o competiciones de esquí de montaña.
"A mí me encanta entrenar, es el día a día. Salir cada día por la mañana y soñar con subir una cima, explorando, es algo que amo. Podría vivir sin competir, sin retos, pero no podría vivir sin entrenar, sin salir cada día. Habrá un día que mi carrera deportiva irá hacia abajo, pero seguiré practicando deporte", subrayó.
En este sentido, apuntó que la competición se ha convertido en una manera de "validar" si los nuevos métodos de entrenamiento que está explorando realmente funcionan.
"No estoy desmotivado por competir, pero la motivación ha cambiado de forma. Hace diez años, el objetivo era ganar la carrera, conseguir la victoria. Hoy en día sé que esa explosión que sentí la primera vez que gané Zegama o la Pierra Menta no la volveré a tener más. Lo que me motiva ya no es soñar ciegamente en ganar esas carreras, sino que me motivan otras cosas", añadió.
Nuevas motivaciones que pasan también por el alpinismo. En los últimos cinco años, con la puesta en marcha de Summits of my Life ('Cimas de mi vida'), el atleta criado en los Pirineos pudo ascender algunos de las montañas más emblemáticas del planeta, un proyecto que terminó con la doble ascensión del Everest en la primavera de 2017.
Jornet lo intentó, primero, en 2016, en época invernal. En la primera tentativa, aprendió cómo "moverse con autonomía en montañas altas" para hacer cima, por partida doble, el año siguiente.
"Los mejores recuerdos que tengo son los proyectos que no acabaron con una victoria. Fueron fracasos a nivel de resultados, pero el aprendizaje fue mucho más importante que otros éxitos. Creo que es importante replantearse que significa éxito y fracaso", reflexionó.
Después de su reto en el techo del mundo, que se inmortalizó en el documental 'Path to Everest' ('Camino al Everest'), Kilian no cierra la puerta a nuevos retos que combinen disciplinas, ya sean rutas de resistencia en altura o vías exigentes en montañas menos altas que permitan "un movimiento más continuo".
Siempre, eso sí, con su particular estilo minimalista, algo que a menudo puede chocar con la huella que deja el hombre en las montañas más conocidas del planeta. No obstante, Jornet recordó que el impacto humano en el campo base del Everest se repite también en la falda del Mont Blanc.
"Criticas lo que pasa en el Everest y después en los Alpes hay refugios a 4.500 metros. Criticamos un sistema en el Nepal, pero estamos haciendo lo mismo en los Alpes. ¿Por qué en el Himalaya sí lo criticamos y en los Alpes no?", se preguntó.
Jornet puso fin hoy a dos semanas en las que ha presentado su último documental en Tailandia, China, Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia. Barcelona fue la última parada antes de regresar este mismo jueves a las montañas, su hábitat natural.