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Bauer: "El Marathon des Sables es la carrera de una vida"

Ruth Congregado

Barcelona, 30 mar .- Recorrió 250 km durante 12 días en el Sahara, con una mochila que pesaba 35 kilos, y abastecimiento limitado de comida y agua. Pero cualquiera de estas dificultades es una fruslería para Patrick Bauer (Troyes, Francia, 1957), que resume el Marathon des Sables (Maratón de las Arenas) como "la carrera de una vida".

Este francés, ataviado con una bandana en su muñeca derecha y un tatuaje con el logotipo de la organización en la izquierda, recibe a EFE, en una pequeña sala habilitada en el Mercado de Santa Caterina, para hablar de un prueba que él mismo fundó en 1986.

Y es que Bauer sufrió en sus propias carnes, dos años antes, los problemas a los que se enfrenta anualmente cualquier corredor de este evento.

Todo comenzó en 1984, con apenas 28 años. En su larga estancia en el desierto, Patrick Bauer, un avezado fotógrafo, soportó las inclemencias meteorológicas y la carencia alimenticia. Los problemas físicos fueron otra preocupación durante el trayecto, agravado por la ausencia de un equipo de apoyo.

"Una noche sufrí una tendinitis. Decidí esperar hasta el día siguiente y, cuando me levanté, por suerte, el dolor había desaparecido", relata. Dos años después, Bauer inauguró la primera edición del Marathon des Sables, en la que participaron 23 corredores.

En la actualidad, la organización busca reducir los problemas al mínimo posible. Los participantes están obligados a pasar una serie de controles médicos un mes antes de comenzar la prueba. El número de abandonos se ha reducido hasta un 5% aproximadamente.

Respecto a la alimentación también hay un reglamento a respetar. "El sábado, en el control técnico, cada competidor debe justificar a dirección de carrera que lleva 2.000 calorías", desvela el director de la prueba.

La edad tampoco es un problema para enfrentarse a este reto en el desierto: "Tenemos a una persona de 83 años, que es la séptima vez que participa". En el caso de los menores de edad, podrán acudir a partir de los 16 años, previa autorización paterna.

Bauer sonríe cuando el nombre de Duncan Slater surge en medio de la conversación. En 2017 su nombre acaparó titulares, al convertirse en el primer doble amputado de piernas que finaliza el Marathon Des Sables. "Es una historia increíble, me genera mucho respeto", subraya emocionado.

El aumento del número de participantes ha propiciado la incorporación de mejoras en la prueba, entre ellas, una baliza de seguimiento que, según explica, "permite a la familia saber dónde están sus seres queridos".

Precisamente el apoyo familiar ha sido una de las razones del éxito de Bauer. "Mis padres me apoyaron desde el primer momento, no me tomaron por loco", recuerda el francés, quien confiesa que la falta de medios económicos le llevó incluso a recibir la ayuda de su esposa en trabajos administrativos.

"Si mi mujer no hubiese estado a mi lado, probablemente no estaría en la edición 34. Se dice que, cuando hay un hombre en los focos, siempre tiene detrás a una mujer en la sombra haciendo mucho más", sentencia.

La presencia femenina es también un valor al alza en la competición. "En la primera edición, compitió una mujer. Ahora, entre el 15 y el 20% de los participantes son mujeres", detalla Bauer.

Este aventurero francés se suma al movimiento feminista con una sentencia final: "Las mujeres no abandonan". Para ello se remite a datos de la organización que demuestran que el abandono de mujeres en la prueba es menor que en el sector masculino.

En las 33 ediciones ya disputadas, la prueba no ha estado exenta de complicaciones. "En la edición de 2002, durante cinco días hubo tormenta de arena", recuerda.

Unos años después, unas lluvias torrenciales provocarían una de las situaciones más difíciles de la prueba en su 24ª edición: "Cada día teníamos que averiguar por dónde podía pasar la carrera. Tuvimos que retrasar las salidas".

Las redes sociales son una herramienta útil para hermanar a organización y competidores. Bauer cuenta cómo, hace un tiempo, lanzaron una campaña para recaudar fondos a través de ellas, "para ayudar a operarse del corazón a un atleta marroquí que había participado en la primera edición".

El precio para correr el Marathon des Sables (3.100€ por atleta) es el aspecto crítico de una prueba dispuesta a abrir las puertas a todo aquel que quiera disfrutar de la experiencia. "Se justifica con todos los medios que ponemos a disposición del corredor para el correcto funcionamiento de la carrera", afirma.

En mitad de la competición, a la organización aun le queda tiempo para destinar recursos a ayuda humanitaria. Solidarité es el nombre bajo el que se engloba un conjunto de acciones encaminadas a "educar a los niños a través del deporte y sus valores".

Otro proyecto de la organización tiene como eje a la población femenina, con actividades que les enseñan a leer y escribir, además de formarlas en informática: "Se ha conseguido construir un centro en el lugar, de tal forma que, cuando yo me vaya, algo se quede allí", sentencia Bauer.

"Es la carrera de una vida. Es una experiencia de una parte finita, pero luego hay una introspección dentro de ti mismo. Es un viaje interior muy importante", resume Patrick Bauer, quien describe el desierto del Sahara como el "universo donde hay nada, pero a la misma vez hay todo".

Ese "nada" cobrará vida a partir del 5 abril, con la llegada de cientos de corredores de diversas nacionalidades dispuestos a cruzar la meta en las condiciones más adversas.

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