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Obiri, primera atleta de la historia campeona en sala, al aire libre y cross

La keniana Hellen Orbiri, de 29 años, se convirtió este sábado en la primera atleta de la historia que conquista títulos mundiales en sala, al aire libre y en cross al imponerse en los Mundiales de campo a través de Aarhus en carrera pugna con la etíope Dera Dida.

Obiri, campeona del mundo de 3.000 en pista cubierta (en 2012), y de 5.000 al aire libre (2017), completó su colección venciendo aquí con un tiempo de 36:14 en los 10.240 metros, con dos segundos de ventaja sobre Dida, que precedió a otra etíope, Letesenbet Gidey.

La toledana Irene Sánchez-Escribano, vigésima quinta, fue la mejor española. Se retiró la campeona nacional, Trihas Gebre, en la segunda vuelta, y completaron la formación Blanca Fernández, en el puesto 59, Gema Martín (61) y Azucena Díaz (65).

Obiri, invicta en la campaña de cross y campeona mundial de 5.000 en pista, partía como clara favorita en la carrera de 10.240 metros, aunque la dureza del circuito de Aarhus ponía un punto de incertidumbre.

Faltaba la holandesa Sifan Hassan, campeona de Europa, que ha preferido correr, la semana próxima, el medio maratón de Berlín.

Kenia parecía con ganas de recuperar su orgullo herido en las tres carreras anteriores. Beatrice Chepkoech y Obiri, tomaron la cabeza para imponer un ritmo que redujo a cinco el grupo delantero. Junto a ellas quedaron Dera Duda y Letesenbet Gidey -campeona sub-20 en 2017- y la ugandesa Peruth Chemutai.

Obiri, subcampeona olímpica de 5.000 en Río 2016, se quedó sola con las dos etíopes en la tercera vuelta.

Trihas Gebre, que venía de conseguir su quinto título español consecutivo de cross, se retiró en el segundo giro, dejando a la toledana Irene Sánchez-Escribano como líder del equipo.

Obiri hacía todo el gasto pero no lograba soltar a Dida y Gidey, aferradas a su estela. La última subida al "muro" del techo del museo iba a dictar sentencia.

Dida atacó a Obiri, dejando atrás a Gidey, y la keniana le devolvió el ataque con su larga zancada. La etíope, de tranco más menudo, se le acercó mucho en la cuesta, pero Obiri dictó sentencia cuesta abajo.

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