Israel Molina
Madrid, 22 abr .- A sus 33 años, Marta Galimany está viviendo su mejor momento como maratoniana. Acaba de hacer la mínima para los Mundiales de Doha y aunque no tiene asegurada la plaza, se siente orgullosa. "He hecho todo lo que estaba en mi mano".
Por lo tanto asume con naturalidad lo que pueda terminar pasando. "Confío en estar en Doha, pero si otras chicas corren más rápido que yo, pues lo aceptaré sin problemas y la vida seguirá", ha explicado la atleta a la Agencia EFE a través de practicodeporte.com.
"Lo demás no depende de mí. No me quiero obsesionar, ahora tengo que seguir con mi día a día, con mi rutina".
Y es que esos primeros días tras sus 02h30:15 en la ciudad holandesa ha sido de locura. "Estaba como en una nube. Entre la gente que me llamaba para entrevistas, que había que hacerse fotos y demás, no estaba muy centrada. Pero ya tengo los pies en el suelo. La mínima a principio de temporada la veía muy complicada, tenía 02h34 y por eso estoy tan contenta con el resultado, con cómo me encontré y con todo. Y ahora ya he vuelto a la normalidad", explica orgullosa.
Aunque ha rebajado en cuatro minutos su mejor marca personal, Galimany matiza el resultado. "Es algo que tiene un poco de trampa. Tiene truco. Mi anterior marca era de mi debut en maratón. Ahí fui con un poco de miedo y de respeto por ser la primera vez y salimos a hacer la mínima para el Europeo sin arriesgar más de la cuenta. Aunque sí es verdad que este año se han notado los entrenamientos y tengo la sensación de haber mejorado bastante como maratoniana. Creo que he ganado más fondo y eso se ha reflejado en mis marcas, tanto en diez kilómetros, media maratón como en maratón".
Rotterdam, uno de los míticos Expectante por saber si podrá estar en Doha, reconoce que "Rotterdam era un buen maratón" para buscar marca. "Además no tengo previsto hacer muchísimos maratones en mi vida y quería uno que me motivara y este es de los míticos. También nos venía bien la fecha al ser de los primeros en primavera".
Sobre sus próximos retos, apunta a la figura de Jordi Toda, su entrenador. "Es el que se encarga de que las piezas vayan encajando, aunque lo vamos comentando. Ahora tengo las ligas con el club, que es un cambio de chip que me gusta y donde me lo paso bien porque es un ambiente diferente. Después todo dependerá de si estamos en Doha o no para plantear la temporada de una forma y otra, pero Jordi ya tiene hecho el esquema más o menos".
Mirando al futuro, reconoce que "sí" sueña con Tokio 2020. "Con mi marca anterior estaba muy lejos, pero con la de ahora ya no tanto. Está lejos, soy realista, pero ya se ve de otra forma. Mi objetivo será mejorar año a año y carrera a carrera. Ojalá pueda seguir con esta progresión y llegar a los Juegos, sería un sueño", reconoce con una sonrisa la atleta de Valls, que suma 33 primaveras de experiencia y de ilusión.
Con más confianza que nunca
"Ahora me siento con más confianza por todo esto, porque antes veía las marcas de otras chicas y aunque no me asustaba sí las veía a otro nivel, lejos de mí. Y ahora pues aunque algunas están muy lejos todavía, pues ya no es lo mismo. Esto me lleva a pensar que muchas veces nos ponemos límites en la cabeza que no lo son tanto. Trabajando día a día, con paciencia y con continuidad se puede llegar. Y eso es algo que me motiva para seguir entrenando en esta línea y a ver hasta dónde podemos llegar".
También tiene claro que el entorno es fundamental en el desarrollo de un atleta. "Jordi y yo somos como un pack, pero hasta el punto de que cuando acabo una carrera no se sabe si estoy más contenta yo o él. Lo vive mucho, le encanta. Y luego pues están los amigos, la familia. Mis padres vienen a verme a casi todas las competiciones y yo me siento muy arropada y muy querida. Además, entienden muy bien las etapas en las que estoy más ocupada. Si hay que aplazar una comida o una cena familiar, se hace sin problema", narra con una sonrisa.
Su caso, además, tiene un punto de especial que lo hace casi único. "Llegué al atletismo con casi veinte años, cuando estaba en segundo de carrera. Yo no conocía nada del atletismo de elite, me apunté por hacer deporte, por disfrutar y sentirme bien. Ha sido un proceso largo conociendo todo este mundo. Nunca me imaginé estar donde estoy. Lo he disfrutado muchísimo y sigo con ganas de seguir disfrutándolo".
Atletismo y trabajo
Aunque es una atleta de elite, internacional y con una de las mejores marcas españolas de la historia en maratón, tiene claro que para ella es fundamental combinar el entrenamiento con su trabajo en la empresa de geotecnología de su municipio. "Lo llevo muy bien. Es verdad que cuando se acerca un maratón y acumulas muchos kilómetros pues estás más cansada".
"Yo soy de la opinión que si vives centrada las 24 horas en el atletismo te puedes frustrar antes y comerte la cabeza si una carrera va mal. Yo tengo mi trabajo, que son cuatro horas en las que desconecto del atletismo. Luego de eso, sí, soy atleta todo el tiempo, porque cuando no entreno, pues cuido mi alimentación, tengo en cuenta mis horas de descanso? Mientras pueda, me gusta compaginarlo y por suerte en el trabajo lo entiende y sus flexibles cuando lo necesito".
Ante esta situación, ella tiene claro que a día de hoy podría "vivir del atletismo. Podría ser un año o dos. Luego pues tendría que buscar un trabajo. Así, ya tengo la seguridad de que cuando me vaya mal un año pues no tendré problemas económicos", cierra.