El lucense Adrián Ben, primer español que disputaba una final mundialista de 800 metros desde hace 28 años, se clasificó sexto con un tiempo de 1:45.58 tras una briosa reacción en la recta final, que le permitió atrapar a dos rivales.
El atleta de Viveiro, de sólo 21 años, se había metido inopinadamente en la final y con la mejor marca de un español en campeonatos del mundo (1:44.97).
En la carrera decisiva, por la calle tres, Ben salió de la primera curva último y la distancia con el resto se fue agrandando. Antes del toque de campana había perdido toda esperanza, pero al menos tuvo arrestos para recoger en la recta a dos "cadáveres" para terminar sexto con 1:45.58.
El cántabro Tomás de Teresa, que fue octavo en la final de Tokio'91, era hasta la fecha el único español que había disputado la carrera por las medallas en esta distancia.
Donavan Brazier, entrenado por Alberto Salazar -suspendido por cuatro años por prácticas de dopaje- se convirtió, con una marca de 1:42.34 -récord de los campeonatos- en el primer estadounidense que conquista un título global (olímpico o mundial) desde que Dave Wottle obtuvo el olímpico en Múnich'72.
El bosnia Amel Tuka, con 1:43.47, y el keniano Ferguson Cheruiyot Rotich, con 1:43.82, le acompañaron en el podio, mientras el puertorriqueño Wesley Vázquez acabó quinto con 1:44.48. ç
Ben confesó la víspera que este año tuvo "una pequeña crisis existencial en los entrenamientos", y relató: "La gota que colmó el vaso fue el Europeo. Me dije: yo no valgo para esto, qué hago aquí. No sabes si merece la pena, pero al día siguiente Fernando Carro me regaló un récord de España. Miré al míster (Arturo Martín) y se limitó a decirme: continuidad, tío, continuidad".
"Me abrió los ojos, y ahora ya lo que él diga va a misa", aseguró.