Malaika Mihambo, de 25 años, de padre tanzano y madre germana, dio a Alemania la primera medalla mundial en longitud, la de oro, desde que Heike Drechsler ganó el título en Stuttgart, hace 26 años.
El mejor salto mundial del año (7,30) le entregó la victoria. Por detrás quedaron la ucraniana Maryna Bekh-Romanchuk, que batió por un centímetro, con 6,92, a la segunda favorita, la nigeriana Ese Brume.
Mihambo lideraba la lista con 7,16 y había ganado este año sus nueve competiciones antes de Doha.
El escollo más difícil parecía Ese Brume, quinta en los Juegos de Río y segunda de la lista este año con 7.05. La campeona anterior, la estadounidense Brittney Reese -cuatro veces medallista de oro-, había caído en la ronda de clasificación, y su compañera Torie Bowie quedó fuera del podio, cuarta con 6,81.
Le costó tres saltos ponerse en órbita, pero Mihambo voló hasta los 7,30 metros, el mejor salto del mundo en tres años, para someter a su levantisca rival Brume, que dominaba hasta entonces con 6,91.
Nadie pudo disputarle el oro a partir de sus 7,30, aunque por detrás hubo un cambio de metales en la quinta ronda a beneficio de la ucraniana.