La estadounidense Nia Ali, dos veces campeona mundial bajo techo, se coronó por vez primera al aire libre en 100 m vallas con la mejor marca de su vida (12.34), su primera medalla desde que dio a luz a su segundo hijo.
Su compatriota Kendra Harrison, plusmarquista mundial, y la jamaicana Danielle Williams, que estaban llamadas a batirse por el título, fueron segunda y tercera con marcas respectivas de 12.46 y 12.47, y eso que partieron de tacos más rápidas que Ali.
La nueva campeona había regresado este año a la competición después de un año alejada de las pistas para ser madre por segunda vez. Su primer hijo vino en 2015 con un pan bajo el brazo, porque al año siguiente ganó por segunda vez el título mundial en sala y la plata olímpica en Río, y el segundo también: oro al aire libre.
Harrison, plusmarquista mundial desde 2016 con 12.20, y Williams, campeona en Pekín 2015, la más rápida de la temporada con 12.32 y ganadora de la Diamond League, eran las principales candidatas a heredar el título de la australiana Sally Pearson, que se retiró este año, víctima de persistentes lesiones.
Kendra Harrison tiene en su historial un rosario de reveses internacionales: descalificada en Pekín 2015, octava en los Mundiales en sala 2016, no clasificada para los Juegos de Río 2016 y cuarta en los Mundiales de Londres 2017. La plata, al menos, corta su racha de infortunios.
La costarricense Andrea Vargas, campeona panamericana, que había batido el récord nacional en la primera ronda con 12.68 y en semifinales con 12.65, volvió a batirlo también en la final con un crono de 12.64 que le valió el quinto puesto.