Deporte a puñetazos, pero sin matar a nadie. Así se juega básicamente a un centenario juego en Inglaterra que se disputa anualmente cada martes de carnaval. Se realiza en Atherstone, pueblo situado en Warwick, localidad cercana a Birmingham. El juego recibe el nombre del propio pueblo y el pasado martes dejó imágenes que estremecen a cualquiera.
En el vídeo superior, el juego de pelota de Atherstone, un deporte al que no podría jugar cualquiera debido a su extrema violencia.
Sobre las 15:00 de la tarde se lanza desde el Atherstone Conservative Club una pelota de grandes dimensiones. El pueblo espera desde la calle a la caída del balón para tratar de sujetarlo. En el momento que el balón es enviado, guerra total. El único objetivo que hay es mantener la pelota a toda costa, cueste lo que cueste. Dos guerras marcan este atractivo evento. La primera es que solo se puede jugar a lo largo de la calle Long Street, la calle principal del pueblo. La segunda, pero no menos importante, es que no se puede matar a nadie.
El juego ve su comienzo en 1199, cuando se disputó por primera vez. Desde entonces y pese a la violencia que supone, el evento ha acudido siempre a su cita. El ser tan extremo ha dejado en el entredicho al deporte en varios momentos de su historia, pero no se ha conseguido que la tradición termine. Actualmente, durante las dos horas que dura la partida, policías y ambulancias están pendientes de que nada se vaya de las manos.
Muchas personas optan por jugar en equipo: uno o varios mantienen la pelota y el resto defiende la posición. Esto, tal y como se puede ver en el vídeo que encabeza la noticia, deja imágenes en las que unas pocas personas se tienen que enfrentar a cientos de ellas.
Después de dos horas dando y recibiendo, una bocina suena marcando el final del evento. Quien tenga la pelota gana. Y ya. No gana nada más. Solo la pelota y el honor de haber superado a todo su pueblo.