Tercera etapa del Marathon Des Sables (Marruecos), una prueba que consiste en correr 250 km por el desierto en siete días con la única comida que cargaras en la mochila el primer día. Los corredores ya llevan poco más de 100 kilómetros en su piernas (y en sus espaldas, rostros y pieles, porque aquí sufre el cuerpo entero). De los más de 1.250 que empezaron en la primera jornadas quedan menos de mil. Y, para colmo, han sufrido una poderosa tormenta de arena que ha obligado a, literalmente, sujetar las jaimas con las manos para evitar que se vuelen. Es crucial, porque el descanso imprescindible que requieren para poder afrontar la durísima cuarta etapa (90 kilómetros del tirón) depende de tener esas jaimas en pie.
En la imagen, podemos ver a varios corredores, entre ellos nuestro compañero y periodista Raúl Jimeno ‘Menottinto’ (que está corriendo la prueba y narrándola a la vez para ElDesmarque) esforzándose por no perder la estructura del lugar donde deben pasar la noche. La jornada del miércoles, la más dura, será la que suponga el cruce del ecuador de la prueba. Quien complete esa cuarta etapa sabrá que ya le queda menos de la mitad de la durísima prueba, una de las más exigentes del planeta en running, si no la que más. Reconocido por los propios corredores, la cuarta etapa es el gran temor de la prueba, donde el cuerpo se pondrá a prueba así como el material: as gafas técnicas, las polainas o las camisetas Raidlight o la mochila, elementos esenciales para pensar en tan siquiera empezar la prueba. No hablemos ya de terminarla.
Atrás ha quedado, entre otras proezas, el ascenso al Jebel El Oftal. Una subida para la que es necesario ayudarse de una cuerda por culpa de lo inestable del terreno. Por supuesto, bajo los más de 40 grados que azotan el desierto marroquí. El calor no va a ceder, pero esperemos que las tormentas de arena sí. Todo lo que pase en este Marathon Desa Sables, al día en el blog de Menottinto.