Salta el escándalo en pleno fútbol australiano. La Australian Football League (AFL) está investigando los casos de distribución ilegal y sin consentimiento por internet de imágenes con contenido sexual de decenas de jugadores y exjugadores. Las fotografías de los desnudos, de carácter "privado y personal", aparecieron en un enorme archivo de Google con subcarpetas de los jugadores y fueron difundidas "por una o varias personas anónimas", según ha manifestado la AFL en un comunicado emitido la pasada noche del miércoles.
La liga del popular fútbol australiano, un deporte de equipo más similar al rugby que al balompié pero con diferentes reglas y campo de juego ovalado, ha recalcado que muchas de las imágenes aún no han sido verificadas y podrían ser falsas. "La AFL no tiene información sobre por qué las imágenes personales se han difundido ilegalmente y sin consentimiento ni cuál es el motivo para hacerlo", precisaba en el comunicado.
La AFL también ha informado que tuvo conocimiento de la distribución de este material con contenido sexual a principios de la semana, a raíz de las denuncias de los clubes. Caso que ya se ha puesto bajo investigación de la propia competición.
Además, ya se han reportado las filtraciones a la Policía y la Comisión de Seguridad Electrónica, que fiscaliza la actividad en internet y las redes sociales. Aunque por el momento las autoridades no han abierto una investigación debido a que ninguno de los individuos afectados ha presentado denuncias.
El director ejecutivo de la Asociación de Jugadores de la AFL, Paul Marsh, ha dicho este jueves a la cadena pública australiana ABC que le preocupa la "enorme invasión de privacidad" de estos jugadores y exjugadores.
Easy as you like out of the middle for the Swans!#AFLTigersSwans pic.twitter.com/sHjNo9JTXU
— AFL (@AFL) July 6, 2023
"No sé cómo, si los jugadores han sido hackeados o si los jugadores han compartido imágenes con personas de confianza que de alguna manera han terminado en esta situación", declaraba Marsh. El alto cargo ha calificado la distribución de las imágenes como "un acto atroz y repugnante y una probable violación ilegal de la privacidad".