El punto y final a la temporada 2018-19 supuso también el cierre de un ciclo en el Abanca Ademar, que pierde una parte de su esencia tras la retirada de todo un emblema como Juanín García, aunque quiera compensarlo con la vuelta de otro de los grandes referentes de su historia, el técnico Manolo Cadenas.
El pospartido ante el Quabit Guadalajara (28-21) tuvo multitud de gestos, de fotografías para el recuerdo de los aficionados que quisieron acompañar, no solo al equipo, sino a varios de sus jugadores, fundamentalmente a su ídolo Juanín, en un día más que especial.
No en vano, el vetusto palacio municipal de deportes ya puede presumir como otros muchos escenarios de que uno de sus deportistas más ilustres, en este caso un jugador de balonmano, estará en el pabellón permanentemente a través de una camiseta con su nombre.
A la finalización del encuentro empezaron los abrazos inolvidables, como el que se dieron dos leyendas del balonmano español, el extremo leonés que se despedía y el que fue su compañero en el Ademar y la selección española, el guardameta José Javier Hombrados.
El portero madrileño, el único que ha 'osado' superar la supremacía, al menos en cuanto al número de partidos disputados y también de temporadas, al leonés, decidió entregar a éste su jersey después de fundirse en un emocionado abrazo.
Sin duda el que más fue capaz de contener las emociones y las lágrimas fue el propio Juanín, porque a su paso se sucedían las escenas emotivas, como otro encuentro entre lágrimas de los dos hermanos Pérez Arce, Gonzalo y Rodrigo, éste último también en su despedida del Ademar pese a su juventud, molesto por el poco interés en su renovación.
Las lágrimas incontenibles del capitán Mario López, que vivió como niño los éxitos de su ahora compañero, estuvieron presentes en el izado de la camiseta en la que el mito había escrito con anterioridad "Con todo agradecimiento. Ademar a luchar. En el día de mi despedida", y su firma.
Todo a los sones de una canción, "The Best" de Tina Turner, otra ilustre veterana, que sin duda ilustraba a la perfección lo que ha supuesto para el balonmano español e incluso mundial una figura como la de Juan García Lorenza, Juanín.