La polémica volvió a estar presente en una pelea estelar, como la que protagonizaron los pesos pesados el estadounidense Deontay Wilder, campeón del peso pesado, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y el británico Tyson Fury, que acabó en combate nulo después de 12 asaltos plenos de intensidad y emoción hasta el final.
Los tres jueces de la pelea, celebrada la pasada noche en el Staples Center de Los Ángeles, la vieron de diferente manera y de ahí unas cartulinas que no beneficiaron a ninguno de los dos púgiles.
El juez mexicano Alejandro Rochin dio como ganador a Wilder con una puntuación de 115-111; el canadiense Robet Tapper se decantó por Fury con una cartulina final de 114-112, y el británico Phil Edwards ofreció el empate a 113-113 que decidió el combate nulo.
Wilder, de 33 años, retuvo su título por octava vez y dejó una marca invicta de 40-0-1 con 39 fueras de combate, pero esta vez no pudo conseguir el golpe de decisivo del nocáut, aunque estuvo más cerca que Fury.
Sin embargo, el púgil británico de 30 años, se sobrepuso al demoledor golpe de derecha de Wilder, en el duodécimo asalto, el último de la pelea, y acabó arrollador ante el delirio de sus seguidores.
A diferencia de sus demás exposiciones del título, en esta ocasión, Wilder, no pudo conseguir la victoria a través del nocáut.
Mientras que ambos púgiles protagonizaron, en el duodécimo, uno de los asaltos que será considerado al premio del Mejor del Año y cerró una pelea llena de entusiasmo, interés y suspense hasta el final.
"Cierto que se recuperó y que atacó duro, pero pienso que fui el púgil que más aportó sobre el cuadrilátero y que merecí la victoria", declaró Wilder al concluir el combate. "Estoy listo para una revancha.
El campeón invicto, que se llevó una bolsa segura de cuatro millones de dólares, también tendrá importantes ganancias con la venta de los derechos de la televisión de pago.
"En la revancha, te garantizo que no se va a levantar de la lona", declaró Wilder. "Me encantaría que ñla revanchaí sea mi próxima pelea. ¿Por qué no? Demos a los aficionados lo que quieren ver. Fue una gran pelea, y vamos a hacerlo de nuevo. No me importa dónde lo hagamos", aseguró el campeón estadounidense.
Wilder insistió que fue el mejor sobre el cuadrilátero, pero el veredicto estaba dado sobre una gran pelea que se merecía pudiese repetirse.
"Somos los dos mejores del mundo, y lo demostramos esta noche. Cuando tienes dos guerreros, obtienes una gran pelea. Eso es lo que probamos esta noche, y estoy listo para hacerlo de nuevo", agregó Wilder.
Asi lo vieron también los 17.698 espectadores que llenaron las gradas del Staples Center, que en su mayoría, apoyaron a Wilder, especialmente cuando derribó a Fury, con sedas derechas espectaculares, y el grito unánime fue el de "USA! USA! USA!".
Por su parte, Fury, que también está invicto y marca de 27-0-1, con 19 nocáuts, recibió un premio garantizado de tres millones de dólares y los ingresos proporcionales por la ventas de pago de televisión.
Fury, aunque había conseguido victorias por la vía de la decisión en sus dos peleas anteriores, luego de una retirada parcial de dos años y medio, debido a los problemas de adición y mentales, y que le costaron dejar vacantes los cetros de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y de la Asociación Mundial (AMB).
Ambos títulos los ganó en noviembre del 2015 al conseguir una victoria por decisión sobre el entonces campeón unificado el ucraniano Wladmir Klitschko.
Fury dijo que lo conseguido frente a Wilder era la mejor demostración que iniciaba una nueva era en su carrera profesional y que si era un auténtico campeón.
En cuanto a la posibilidad de tener de inmediato una revancha frente a Wilder, el púgil británico tampoco puso reparos y por el contrario dijo sentirse entusiasmado que se diese.
"Estoy listo al ciento por ciento y convencido que haremos la revancha", declaró Fury al concluir la pelea. "Somos dos grandes campeones.