Tania Cidoncha
Portland (EEUU), 15 jul .- La figura del cadi es fundamental en el golf y alguno de ellos ha pasado a la historia junto al deportista al que acompañan y asesoran, pero ahora el campo de Silvies Valley, de Oregón (EEUU), apuesta por una modalidad algo diferente y con una pequeña pega: se puede comer la hierba.
El recién inaugurado y rústico campo de golf de siete hoyos McVeigh's Gauntlet ofrece a sus clientes que una cabra les lleve los pesados palos, aunque estos mamíferos artiodáctilos todavía son incapaces de elegir cuál es hierro o madera ideal para cada golpe.
Eso sí, en la montura especialmente diseñada para que realicen esta tarea, las cabras pueden llevar hasta seis cervezas con las que refrescarse a mitad de recorrido, cosa que un cadi profesional humano probablemente se negaría a hacer.
Esta iniciativa se inspira en los inicios del golf, que, señalan los diseñadores de la bolsa, Oregón Seamus Golf, se originó entre pastores que perfeccionaron su habilidad entre las ovejas y las cabras que cuidaban.
Muchos de estos pioneros de este deporte usaron sus cabras para ayudar a llevar sus palos a través de terrenos difíciles, indican.
"La idea original era entrenar a las cabras para llevar suministros para los excursionistas en el rancho y la idea tornó a la de cabras-cadi", explica a Efe el propietario del rancho Silvies Valley, Scott Campbell.
Por ese motivo, la bolsa de cadi de la cabra lleva además un abrebotellas, espacio para un tentempié y tres porta vasos con lo que la experiencia se torna casi tanto en un pícnic que en una partida de golf.
Pero el la tarea de diseñar de la bolsa de golf para un cadi de cuatro patas les resultó un tanto complicada.
Para el prototipo, usaron de modelo a un perro, pero al probárselo a la cabra, se vieron obligados a rediseñar la bolsa, ya que la cabra contaba con menor peso y con un compulsivo afán por comer y hacer sus necesidades, con lo que tuvieron que adaptar las fijaciones al inquieto cadi.
Con todo, bromea Campbell, contaron con la aprobación de los animales: "Hablamos con algunas de las cabras y dijeron: por unos pocos cacahuetes, lo haré".
Y es que, lejos de la hierba, la alfalfa o los tiernos arbustos, los cacahuetes se presentan un atractivo irresistible para mantener a la cabra siempre interesada, por lo que los diseñadores añadieron una bolsa especial para este fruto seco.
En caso contrario, la cabra puede convertirse en una tarea extra para el golfista que debe estar pendiente tanto de su swing como del animal, a menos que se anime a llevar con él a un entrenador de cabras al recorrido.
Bruce LeGoat y Capitán Mike LeChevon, pioneras en esta nueva modalidad, son además cabras orgánicas americanas seleccionadas para desempeñar este oficio entre los 2.000 animales de su especie que cuidan en el rancho por criadores peruanos especialistas en este tipo de animal.
Por ahora, el rancho ha entrenado a dos compañeras más y estima ampliar el número para la próxima temporada.
"El rancho tiene el mayor rebaño de cabras de carne orgánica del mundo. Este programa de entrenamiento de cabras-cadi muestra la importancia de este tipo de cabras americanas de carne orgánica, que ayudan a conservar y restaurar el medioambiente y aportan una nueva oportunidad económica para los ranchos en Oregón", comenta a Efe Kelsey Schroeder, responsable de cuentas del rancho.
Lo particular de la iniciativa les ha llevado a sacar una línea de productos -con gorras, tazas de cobre, delantal o posavasos de piel- siguiendo la línea rústica del campo, enclavado en mitad de los agrestes montes del interior de Oregón.
Los golfistas pagan una donación de 77 dólares para jugar en el nuevo campo y pueden elegir entre la Asociación del Desierto Natural de Oregón, proyectos de naturaleza en el rancho y una organización de deportes juveniles.
Y tras practicar el golf con cabra, el lugar te da opción a hacer "glamping" (cámping de lujo), un espá o disfrutar de los caballos, animales un poco más tranquilos que sus especiales cadis.