A sus 21 años, Clara Camacho será en el Mundial de Kazán la pareja de la capitana de la selección española de natación sincronizada, Ona Carbonell, en el dúo técnico, un reto que afronta con el objetivo de "hacerlo bien" para tener sus opciones de repetir dicho ejercicio en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.Hasta hace un par de meses esta nadadora madrileña sólo tenía claro que iba a formar parte de las rutinas en equipo del combinado español. Una prueba rutinaria en un entrenamiento lo cambió todo y en Rusia será una de las parejas de Carbonell, junto a Paula Klamburg, que seguirá nadando el dúo libre.
"Esto ha sido una sorpresa. En ningún momento tenía presente de que fuese a nadar un dúo con Ona. Así que si todo sale bien, las posibilidad de hacerlo en los Juegos Olímpicos podría existir. Todo depende de cómo lo haga en el Mundial", explica Camacho.
De ser suplente en el Mundial de Barcelona (2013) ha pasado a acompañar al estandarte de la sincronizada española en la competición más importante tras la cita olímpica.
"Me dijeron de probar el dúo para ver qué tal lo podía hacer y luego lo probé, salió todo bien, y después nadé junto a Ona y salió bien", relata Clara, quien atendió a los medios de comunicación después de uno de los últimos entrenamientos previos a viajar a Kazán.
El reto no ha sido fácil. En solo dos meses ha tenido que aprenderse la coreografía, adaptarse a los movimientos de su compañera y seguir el ritmo de la música épica obra del grupo Over Week.
"No sólo se trata de formar parte del equipo, sino de formar parte de un dúo técnico con Ona Carbonell, que me pone más tensión y presión en el campeonato, pero sin duda es una oportunidad que voy a aprovechar", señala.
Pero aprender al lado de una de las grandes de la sincronizada mundial siempre es una ventaja: "Además de que es fácil nadar con ella, el hecho de que tenga tantos años de experiencia me ayuda a subir el nivel e intentar estar a su altura, algo muy difícil pero que estoy intentando".
Confiesa que será "un mundial muy duro", pues además del dúo deberá hacer frente a las tres rutinas por equipo, en las que Ona no participará.
"Está más complicado pero es que este año hemos entrenado muchísimo y muy duro", apunta sobre las posibilidades de la selección de igualar la hazaña de los siete metales conseguidos en Barcelona.
Pero ilusión no le falta a esta nadadora madrileña, que desde hace cuatro años vive en el CAR de Sany Cugat. Hija del saltador de trampolín olímpico Ricardo Camacho, Clara siguió los pasos de su padre en el Real Canoé, pero pronto supo que lo suyo era la sincronizada.
"Mi padre quería que me iniciase en salto de trampolín, pero me pasé a la sincronizada porque me gusta mucho la música y el baile y lo quería probar", rememora.
A pesar de ser algo más baja que Ona, Camacho no cree que este detalle sea un impedimento para completar un buen papel en Kazán, pues opina que ambas tienen un estilo muy parecido. En Rusia será una buena oportunidad para comprobar su sintonía.