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Un histórico triunfo sin premio

Celebración de la victoria.
Redacción nacional

La selección española de rugby 7 disputará el trofeo de consolación del torneo de Vancouver (Canadá), sexta etapa de las Series Mundiales, tras una primera jornada histórica por su triunfo contra Nueva Zelanda (26-24), aunque también perdió ante Australia (14-17) y Francia (10-26).

Los primeros minutos de España en el estadio BC Place fueron prometedores, ya que el medio de melé australiano, Liam McNamara, fue excluido temporalmente en la disputa del saque de centro, por un placaje peligroso sobre Iñaki Mateu, lo que permitió que Javier Carrión abriese el marcador.

Los jugadores de Pablo Feijóo movieron con precisión el oval ante los seis defensores australianos hasta que el jugador valenciano detectó una brecha por la que irrumpió para hacer el posado escorado a la derecha, lo que no impidió la transformación de Paco Hernández.

Cuando se restableció la igualdad numérica, Australia replicó con dos marcas sin transformar, la primera de Nick Malouf al atacar desde la base por el lado cerrado y la segunda de Simon Kennewell tras un precioso gesto técnico para levantarse al ser placado, que dejaban el tanteo al descanso en un apretado 7-10.

Kennewell reincidió al comienzo de la segunda mitad al término de una larga secuencia ofensiva que estiró a la defensa española para abrirle el camino de los palos, lo que hizo inútil el ensayo en potencia de Alex Alonso en el último minuto, pues los oceánicos gestionaron la última posesión hasta el gong final.

La selección nacional jamás había batido a Nueva Zelanda en una docena de enfrentamientos y los dos ensayos con los que Joe Ravouvou y Andrew Knewstubb abrieron el choque presagiaban otro triunfo de los campeones mundiales pero en el intermedio ya estaba por delante España (14-12).

Nacho Rodríguez-Guerra posaba junto al banderín derecho y, después de que Trael Joass fuese excluido temporalmente, Paco Hernández culminaba una larguísima acción de ataque en superioridad numérica para marcar tras eludir a dos defensores all blacks.

Joan Losada, al cabo de una formidable acción de pases cortos en un pequeño perímetro, incrementaba la ventaja española en el momento en el que salían del banquillo neozelandés algunas de sus estrellas para intentar levantar el marcador, lo que lograban (21-24) a un minuto para el final gracias a dos ensayos consecutivos de Ravouvou y Sam Dickson.

Obligada a recuperar el saque de centro para intentar un ataque de ochenta metros con el reloj a cero, España se encomendó primero al juego aéreo de Javi de Juan, que obtuvo la posesión para que Losada le ganase por piernas al legendario Tim Mikkelson y, una fracción de segundo antes de pisar la línea de banda, descargase a una mano el pase que mandaba a Pol Pla a anotar un ensayo histórico.

El choque frente a Francia, que en el segundo partido había sorprendido a Australia, era un octavo de final cuyos primeros minutos se desgranaron entre imprecisiones, hasta que Alonso sirvió un pase a una mano a Pla quien, con el pasillo libre, aceleraba para marcar en posición acrobático.

Los galos tomaron el mando (5-7) al filo del descanso, gracias a la transformación escorada de Jean-Pascal Barraque del ensayo de Paul Bonnefond y marcaron distancias en la primera acción de la segunda mitad mediante Remi Siega, que aprovechó una interceptación para contraatacar hasta los palos desde su zona de veintidós.

Con un jugador por la exclusión de Gabin Villere por faltas reiteradas, Juan Martínez acortó distancias pero Siega volvió a anotar en inferioridad numérica y Pierre-Gilles Lakafia abrochó el triunfo francés (10-26) con un cuarto ensayo en la última jugada del encuentro.

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