Antonio Martín
Alicante, 9 sep .- Remar en un bote con marejada en el mar, un rapel de 40 metros, portar pesados troncos al hombro o correr bajo una tromba de lluvia han sido algunas de las recetas de los 'boinas verdes' del Ejército español a las jugadoras de la selección nacional de rugby ('las leonas') para aprender a no rendirse nunca.
Las treinta componentes de la selección acaban de concluir un 'adiestramiento exprés' de 48 horas en el cuartel del Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército español, en Alicante, con los conocidos como 'boinas verdes' para perfeccionar sus capacidades ante la fase de clasificación para la Copa del Mundo, que se disputará en Nueva Zelanda en 2021.
Valores como la importancia de la cohesión del grupo, cómo manejar las situaciones de estrés o aumentar la "resistencia a la frustración" ante injusticias arbitrales o artimañas de rivales durante un partido han sido algunos de los valores que han mejorado con un grupo de 'boinas verdes' que estas semanas están en España aunque habitualmente realizan misiones en Afganistán, Irak y Líbano.
Se trata de la primera vez que un equipo deportivo civil entra en el cuartel del MOE y ha sido posible gracias a que el Consejo Superior de Deporte Militar del Ministerio de Defensa prevé firmar con la Federación Española de Rugby un protocolo para esta formación, que podría extenderse a otras disciplinas.
Las jóvenes jugadoras sabían que visitarían el cuartel pero desconocían que iban a participar intensivamente en ejercicios, en dos jornadas en las que apenas han dormido 4 horas cada día y en la que han reído y llorado ante los improvisados ejercicios militares, algunos con fuego real por parte de los soldados.
El primero de ellos fue poco después de llegar y consistió en un inesperado (para las jugadoras) simulacro de secuestro de su autobús en las que fueron rehenes antes de ser liberadas 90 minutos después.
Durante estos episodios de estrés se ha reforzado el papel de las líderes del grupo, entre ellas la capitana, Isabel Rico, y se ha observado la importancia de los subgrupos de jugadoras dentro del combinado nacional.
Rico ha destacado que, entre otros aspectos, han aprendido a "trabajar bajo presión y a tomar decisiones con cansancio, al límite y con pocas horas de sueño" para saber evitar a través de la disciplina, por ejemplo, "que los rivales o los árbitros nos saquen del partido".
"Hemos salido muy reforzadas", ha proseguido la capitana, quien ha agradecido a los 'boinas verdes' que les hayan ayudado a gestionar cómo "sentirse cómodas en situaciones incómodas, a dar la cara y adaptarse a lo que viene para no rendirnos".
De esta manera, las 'leonas' han emulado una actividad que se sigue en Estados Unidos y el Reino Unido para aprovechar las ventajas de la disciplina castrense en la mejora de los resultados en competición.
El seleccionador nacional, José Antonio Barrio, ha explicado que durante dos días se ha roto la zona de confort de sus jugadoras y, sin móviles al alcance de la mano, se ha logrado el objetivo propuesto de marcharse "como un equipo más compacto".
Según el coronel del MOE Fernando Antón, se pretendía ayudar a las jóvenes deportistas a "saltar cualquier obstáculo como un grupo cohesionado" y ha subrayado que estos ejercicios "encajan" perfectamente con el perfil de esta unidad militar, que suele actuar en suelo hostil y de forma aislada.
Para ello, se ha sometido a las jugadoras a situaciones de "estrés moderado" siempre bajo vigilancia profesional, por ejemplo con tres médicos y diez personas más de apoyo sanitario.
El MOE es un cuerpo de elite formado por unos 900 soldados expertos en operaciones que, por su alta especialización, no pueden se desarrolladas por otras unidades, como el rescate de rehenes, reconocimientos especiales o capturas de jefes de redes criminales en territorio hostil.
Para ello cuenta con especialistas en paracaidismo, tiro de precisión, montaña y actividades subacuáticas, con una media de 34 años, 12 de ellos en el Ejército y los 7 últimos en ese cuerpo.