El cazador viaja a Ámsterdam y se dispone a dormir una siesta en el gran pulmón de la ciudad, Voldenpark. Pero le es imposible abstraerse de los estímulos que le hacen pensar en la caza: los árboles, la hierba, el recuerdo de los bosques, las torcaces que surcan el aire… El descanso resulta imposible, pero no los sueños.
Escucha a Sebastián Torres...