La excentricidades de la Reina Letizia que tapa Felipe VI (y la Casa Real)

La Reina Letizia

Los miembros de las realezas suelen tener numerosas excentricidades. Los que conforman las monarquías suelen tener manías muy concretas y curiosas. Y como no, la Reina Letizia no es menos. La esposa de Felipe VI no se queda corta. Repasemos algunas de ellas.

Empecemos con su obsesión por la alimentación. Letizia tiene mucho cuidado de lo que se mete en la boca. No consume grasas, ni fritos ni azúcares. Su dieta, por el contrario, es rica en frutas, verduras, legumbres y pescado. Un menú que le prepara Ramón Freixa, un chef con dos Estrellas Michelín.

Menú especial para todos

Cabe decir que a Felipe VI le encanta meterse de vez en cuando entre pecho y espalda un chuletón. Pero con el tiempo ha terminado acostumbrándose al régimen de Letizia.

De hecho, tal es la obsesión de la Reina con la alimentación que, según han confirmado muchas fuentes, ella misma habría diseñado el menú del colegio al que van la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Estilistas a su disposición

Pero Letizia no solo cuida su cuerpo por dentro. También lo hace por fuera. Y una de las partes que más le preocupa es su cabello. Utiliza siempre mascarillas y champús especiales. Y no solo eso. Tiene a su disposición una peluquera particular cada mañana a primera hora.

Además, al margen de la peluquera, Letizia cuenta también con una maquilladora de su confianza cuando la necesita. De hecho, se trata de la que tenía en Televisión Española.

Y ojo a la última excentricidad que repasamos. Apuntan desde el entorno de Zarzuela que a Letizia no le gustan los animales domésticos. Y hay una historia oscura que lo confirma.

¿Dónde está Pukin?

Felipe tenía un perro de la raza  schnauzer. Se llamaba Puskin y llevaba muchos años con el Jefe de Estado. Este le tenía mucho cariño. Dicen que incluso él mismo le limpiaba los vómitos.

Pero Letizia no lo quería en casa y obligó a Felipe a sacarlo de casa. “Lo dejó en la calle”, afirman los más radicales. Quizás no en la calle, pero lo que sí es seguro es que nunca más se ha sabido nada de Puskin.