Federer también sabe sufrir (vídeo)

Una prueba de fuego. El mejor Monfils medía la resistencia del campeón eterno. Dos años más tarde de su último Grand Slam en Wimbledon, el suizo persigue su 18º cielo. Roger es el más grande entre los grandes. Y en Nueva York aspira a ampliar la leyenda.

El francés, inspirado como nunca, ponía a prueba a Federer en Flushing Meadows a base de dardos envenados desde el fondo, juegos de ilusionista, magia, acrobacias y mucha confianza. Pero cuando lo tenía todo, apareció el caballero oscuro en la noche americana para avanzar hasta la 36ª semifinal de Grand Slam de su carrera en el US Open, después de remontar ante el galo, 4-6, 3-6, 6-4, 7-5 y 6-2.  Dictan las escrituras del tenis que ante los mejores -si llegase a encontrarse- las oportunidades son de oro. Es una norma número uno en el manual del vestuario. Todos la conocen. Y Gael Monfils lo sabe de sobra. El francés dispuso de dos opciones para cerrar el partido, pero se le esfumaron. Bajo los focos de la Arthur Ashe, Federer deslumbró al mundo. Se recompuso de la nada y remontó un partido que parecía perdido. Por octava vez en su carrera. Y es que no es la primera ocasión que el helvético firma una proeza de tal calibre. Después de su victoria ante Monfils se convirtió en el tercer jugador de la Era Open capaz de remontar esta cifra de partidos, cuando perdía 2 sets a 0. Sólo los estadounidenses Todd Martin (9) y Aaron Krickstein (8) habían alcanzado esta marca.  Monfils cuestionó la versión renovada de Federer. Pero sólo fue un espejismo. Una ilusión. Roger camina hacia su quinta final consecutiva desde junio (Halle, Wimbledon, Canadá y Cincinnati), después de encadenar 22 victorias en 24 partidos, o lo que es lo mismo, tras una racha que se extiende hasta el 90% de éxito desde entonces. En semifinales, este sábado Marin Cilic se expone a un campeón hambriento.