Las tres opciones españolas en el cuadro individual de Roland Garros, Rafael Nadal, David Ferrer y Garbiñe Muguruza, velaron hoy las armas con la vista puesta en sus duelos de octavos de final de mañana, lunes.
Muguruza tenía que haber jugado hoy contra la italiana Flavia Pennetta en el último turno de la pista central, pero la lluvia interrumpió la jornada, que acumuló tanto retraso que los organizadores decidieron posponer su partido a mañana.
Un contratiempo para la caraqueña, que de esta forma se verá obligada a disputar, en caso de victoria, dos partidos en dos días, algo que, sin embargo, también le sucederá a su rival, puesto que el duelo entre la rusa Maria Sharapova, número dos del mundo y defensora del título, y la checa Lucie Safarova, también fue pospuesto por idénticos motivos.
La hispanovenezolana, última representante española en el cuadro individual femenino, conoce perfectamente a la rival que le separa de los cuartos de final, ronda en la que cayó el año pasado, su techo en un Grand Slam.
Con Pennetta se entrena habitualmente, son amigas y la italiana, que venció en tercera ronda a Carla Suárez, es una de sus más allegadas en el circuito.
Sin embargo, solo se han enfrentado dos veces, siempre con victoria para la española.
Ninguno ha disputado Nadal contra su rival de mañana, el estadounidense Jack Sock, uno de los tres jugadores que no son cabezas de serie que se han aupado hasta los octavos de final.
En su búsqueda del décimo título en el Gran Slam de tierra batida, el mallorquín, que no ha cedido una manga en lo que va de torneo, tendrá como rival al 37 del mundo, de 22 años, que nunca había llegado tan lejos en un grande.
Es su último obstáculo antes de medirse, en teoría, con el número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, que en octavos jugará contra el francés Richard Gasquet.
"Por ahora solo pienso en Sock, sería un error pensar en los cuartos sin haber jugado los octavos", dijo Nadal en la televisión francesa, a la que acudió tras un entrenamiento algo perturbado por la lluvia.
Nadal avisó de que Sock tiene "un saque y una derecha muy potentes, es muy agresivo, eléctrico", por lo que jugará pensando "en no dejarle armar su brazo en posiciones cómodas".
El español reconoció la inquietud que se ha generado sobre su llegada a París, sin éxitos sobre arcilla, donde este año ha sufrido 5 de las 20 derrotas en esa superficie en toda su carrera.
"No jugaba tan mal, pero es cierto que hice algunos partidos malos. Ahora cada vez hago menos partidos malos", aseguró.
Pero Nadal es consciente de que a partir de la segunda semana tiene que "elevar el nivel" y si la entidad de su siguiente rival sobre el papel no parece insalvable, el previsible duelo contra Djokovic le obligará a un partido de altura.
Ferrer ha alcanzado los octavos de final por octava ocasión, la quinta consecutiva, tras remontar un correoso partido ante el italiano Simone Bolelli que se resolvió en cinco sets.
Su tenis tendrá que mejorar ante su siguiente rival, el croata Marin Cilic, el último ganador del Abierto de Estados Unidos, que tras haberse perdido por lesión el inicio de temporada parece volver a encontrar el tono de su tenis.
Como Nadal, Djokovic y el suizo Roger Federer, número dos del mundo, Cilic se ha presentado en octavos sin perder un set, aunque su temporada en tierra batida no ha sido muy buena, con cinco derrotas y cuatro triunfos y con los cuartos de final de Montecarlo como única actuación destacable.
Será el quinto duelo entre ambos, el segundo en tierra batida. Ferrer ha ganado tres, incluido el disputado en la arcilla de Madrid en 2010, pero Cilic se llevó el único que tuvo como escenario un Grand Slam, en el Abierto de Australia en 2009.